Contendiendo ardientemente por la fe
Evangelista Carlos Sauceda
La carta de Judas es un llamado urgente a los creyentes a contender ardientemente por la fe, a mantenernos firmes en la verdad y a evitar las influencias destructivas dentro del pueblo de Dios. El evangelista Carlos Isaí Sauceda nos reta a reflexionar sobre nuestra actitud hacia la fe y nuestra responsabilidad en su defensa.
1. La Actitud del Siervo
Judas, medio hermano de Jesús, no se presenta con títulos de honor, sino como "siervo de Jesucristo". Esta actitud de humildad es clave para cualquier creyente que desea servir a Dios. Hoy en día, muchos están preocupados por su imagen y reconocimiento en lugar de recordar que somos llamados a ser siervos de Cristo.
El problema radica en que hemos olvidado nuestro verdadero llamado. Nos hemos enfocado en la opinión de los demás y no en la voluntad de Dios. La verdadera contienda por la fe no es un pleito personal, sino una defensa apasionada y fiel de las verdades bíblicas.
2. Contender No es Pelear
El versículo 3 de Judas nos exhorta a "contender ardientemente por la fe", pero esto no significa pelear entre nosotros. Lamentablemente, muchos cristianos han malinterpretado este mandato, convirtiendo el pulpito y las redes sociales en un campo de batalla para exponer opiniones personales en lugar de proclamar el Evangelio.
Contender por la fe significa vivir nuestra fe con valentía y compromiso. En lugar de entrar en disputas sin sentido, debemos enfocarnos en la evangelización, la oración y la santidad.
3. El Verdadero Avivamiento
Dios está obrando de manera poderosa en nuestro país. Sin embargo, algunos creen que el avivamiento ya no es posible. La realidad es que Dios sigue salvando almas y levantando obreros. Los cristianos que afirman lo contrario simplemente no están saliendo a ganar almas. La gran comisión no es opcional, es un mandato.
El evangelista Sauceda nos recuerda que muchos misioneros hoy en día provienen de México y están llevando el Evangelio a diferentes partes del mundo. Esto es evidencia de que Dios sigue obrando. En lugar de enfocarnos en críticas y divisiones, debemos comprometernos a defender la fe viviendo la fe.
4. Edificándonos en la Fe
Para contender por la fe, es necesario crecer espiritualmente. Judas 20 nos exhorta a "edificarnos sobre nuestra santísima fe". Esto implica:
Un crecimiento continuo en la Palabra de Dios
Una vida de oración ferviente en el Espíritu
Mantenernos en el amor de Dios
Esperar con gozo la venida de Cristo
El problema de muchos cristianos es la comodidad. Se conforman con lo que han logrado y dejan de crecer espiritualmente. Esto abre la puerta a la distracción, al pecado y a las falsas doctrinas.
5. Salvando a Otros con Compasión
Judas también nos recuerda la importancia de ganar almas. En el versículo 23 dice: "A otros salvad, arrebatándolos del fuego".
El evangelismo debe ser nuestra pasión. Sin embargo, muchos han perdido la urgencia de predicar el Evangelio. Algunos incluso han comenzado a criticar a aquellos que sí lo hacen. Esto no debería sorprendernos, ya que el diablo siempre busca distraernos de nuestra verdadera misión.
Jesús nos ha dado el mandato de ir y hacer discípulos. No podemos excusarnos diciendo que "aqui no se puede". Donde hay un creyente dispuesto a obedecer, Dios hará la obra.
6. Cristo Viene Pronto
Esperamos la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Cristo viene pronto, y esto debe motivarnos a hacer más para él. No debemos conformarnos ni relajarnos, sino trabajar con mayor fervor en la obra del Señor.
Algunos creen que el fuego evangelístico ha desaparecido, pero la realidad es que el problema no es el mensaje ni los predicadores, sino nuestro propio corazón. Necesitamos volver a arder con pasión por la fe y el Evangelio.
Conclusión
Dios nos llama a contender ardientemente por la fe. Esto significa:
Ser siervos humildes
Defender la fe con nuestro testimonio
Evangelizar con pasión
Crecer espiritualmente
Esperar la venida de Cristo con anhelo
Que nuestro deseo sea ser usados por Dios para que su obra siga creciendo. No diluyamos la fe, no bajemos nuestras convicciones, sino que prediquemos con valentía el mensaje de salvación.
¡Hagamos la obra de Dios como Él nos lo ha encomendado!
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