Salmo 122:1
“Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos.”
Introducción
¡Gracias a Dios por la Iglesia Bautista Monte Hebrón! Quiero recordarle que la iglesia no es un lugar. La iglesia no es un salón, un auditorio, un santuario. Cuando Cristo estableció la iglesia, estaban a fuera — en Cersarea de Filipos, sobre un peñasco a la boca de una cueva al que la gente local del decían la entrada al Hades (Jenny y yo estuvimos en ese mismo lugar el año pasado). No estaban en el templo. No estaban en una casa. Estaban afuera, pero estaban juntos. Eso el la iglesia — un grupo de personas. Usted y yo, juntos, somos la iglesia.
Gracias a Dios por esta iglesia. Gracias a Dios que podemos congregarnos. Gracias a Dios porque podemos vernos y cantar juntos y orar juntos y traer nuestras ofrendas.
Doy gracias a Dios por las cosas sencillas (humanamente hablando) que suceden cuando la iglesia está congregada. Doy gracias a Dios por el ánimo que uno recibe cuando ve a otra personas que cree lo mismo que uno cree y tiene los mismos propósitos que uno tiene.
Doy gracias a Dios por el aliento que uno recibe al saber que hay quienes oran por uno. Doy gracias a Dios por una comunidad donde nuestro hijos pueden tener amigos que aman a Dios.
Doy gracias, también, por las cosas maravillosas que ocurren cuando la iglesia se congrega. Hay algunas cosas que solamente suceden cuando una iglesia — un grupo de personas salvas y bautizadas — sale de sus lugares y se reúnen en un lugar tan común como este para cantar, orar, ofrendar y abrir la Palabra de Dios.
Ahora, David no era miembro de una iglesia. Cuando se escribió el Salmo 122, Cristo aun no había establecido la iglesia del Nuevo Testamento. El no estaba hablando, en el contexto de su época y de su vida, de la iglesia de Cristo. Sin embargo, en el nuevo Testamento ( 1 Timoteo 3) vemos que la casa de Dios ES LA IGLESIA!
El hijo de Dios debe de sentir alegría cuando se le dice que irá a la casa de Dios así como los nietos deben de ponerse bien contentos cuando se les dicen que van a ir a la casa de los abuelitos — van a ver a los abuelos, a los tíos (siempre hay un tío loco), a los primos. ¡Qué alegría! Así debe ser cuando a un hijo de Dios se le dice: “Vamos a la casa de Dios. Vamos a la iglesia.”
¿Qué sucede en la iglesia que no sucede en otro lugar? ¿Qué sucede en la iglesia que no sucede en la escuela, en el trabajo, en el parque, en el estadio, en el cine, en el restaurante, ni en la casa?
I. La presencia de Cristo se garantiza en la iglesia.
Mateo 18:18-20 — De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Ahora, tenemos la promesa del Padre. El Espíritu Santo mora en nosotros. La presencia del Espíritu de Dios siempre nos acompaña en donde estemos. Pero esta promesa de parte de Cristo dice que donde estemos congregados en su nombre, EL está en medio de nosotros. Esta es la garantía de la presencia de Cristo, el Hijo de Dios. Y esto solamente sucede en la iglesia.
Es solo en la Iglesia — en la reunion organizada y formal de los hijos de Dios — donde se presenta el Hijo unigénito de Dios. Es cuando, como iglesia, nos congregamos para orar, cantar, ofrendar y ser expuestos a la Palabra de Dios, que tenemos la garantía de la presencia de Cristo.
Jesús dijo en otro momento contexto, “y he aquí yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”. Eso es cuando, como iglesia, vamos, siendo enviados por Cristo, a hacer discípulos a las naciones — cuando ganamos almas como iglesia.
Un paréntesis: Por eso debemos de ganar almas como iglesia. Por eso es importante una reunión semanal, o varias veces por semana, en que tomamos tiempo con propósito y tenemos la intención de reunirnos con el fin de dar el evangelio a los perdidos.
Ha habido momentos en la historia de la iglesia en que estas prácticas han sido interrumpidas u obstaculizadas. Nosotros, increíblemente, estamos pasando por uno de esos momentos ahora mismo. A causa de circunstancias fuera de nuestro control, con la voluntad de ser buenos ciudadanos y tener un buen testimonio en el mundo, decidimos posponer algunas de nuestras actividades, pero viene el momento en que ya tenemos que regresar a lo que la Palabra de Dios nos enseña.
Estoy diciendo, que es necesario que como iglesia, como un grupo de personas salvas y bautizadas, salgamos a ganar almas juntos. Es necesario que tengamos un lugar y una hora establecida para reunirnos para orar con el propósito de salir a dar el evangelio — a ganar almas. ¿Por qué? Porque es un mandato bíblico y porque es en esas ocaciones que tenemos la presencia garantizada de Cristo en nuestras vidas.
Hermano, Usted necesita la presencia de Cristo en su vida. Yo necesito la presencia de Cristo en mi vida.
Esto, lo decimos como si fuera una frase común, pero no podemos hacer nada sin la presencia de Cristo en nuestras vidas. El mismo lo dijo — Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
Por eso, la presencia de Cristo en nuestras vidas es tan importante, porque sin el, nada podemos hacer. Nuestros esfuerzos serán sin fruto. Nuestro trabajo será sin resultado. Nos frustraremos y nos cansaremos, pero con el podemos estar seguros de que lo que hacemos — haciéndolo en su nombre — permanecerá y será de bendición.
Por eso es importante congregarnos. Está bien, uno se enferma, uno sale de viaje, hay circunstancias fuera de nuestro centro que impiden una congregación, pero el momento que sea posible, debemos de hacer todo lo que podamos, responsablemente, de obedecer a Dios y asegurarnos de tener la presencia de Cristo en nuestras vidas.
II. La fe crece en la iglesia.
Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”
Este versículo es muy claro. El exponernos a la Palabra de Dios incrementa nuestra fe. La fe viene a nuestras vidas cuando oímos la Palabra de Dios.
Ahora, uno es responsable por alimentarse diariamente de la Palabra de Dios — y quizás uno podría argumentar que puede escuchar predicación en cualquier parte ahora que existen medios de comunicación sociales — pero hay algo especial y único en abrir su corazón a la predicación de la Palabra de Dios en un culto organizado de la iglesia.
Yo he sido bendecido ricamente y profundamente por mi lectura bíblica personal. He sido amonestado y edificado, escuchando grabaciones de predicación. Pero los momentos en que Dios verdaderamente me ha hablado — en que yo he estado seguro de su presencia — y en que la predicación tuvo mayor efecto y la palabra fue mas penetrante han sido en la iglesia.
Yo fui salvo en la iglesia. Fue bautizado en la iglesia. Fui llamado a predicar en la iglesia. Me case en la iglesia. Fui ordenado para pastorear en la iglesia. Alunas de esas cosas podrían suceder fuera de la iglesia, pero es en la iglesia en que hay un significado especial — porque es donde está Cristo.
La Palabra de Dios se puede predicar en donde sea, pero es cuando estamos congregados como Iglesia que el Autor está presente.
Nuestra fe puede ser nutrida por la Palabra de Dios bajo cualquier circunstancia y en cualquier lugar, pero el en la congregación de los santos — en la iglesia — en que el que me fortalece y me nutre, no es solamente el predicador, es Cristo mismo.
Por eso es tan importante asistir a la iglesia. Quizás uno pasa una temporada en que se le impide, por alguna razón congregarse. Nos ha pasado.
Hay ocaciones en que los niños no pueden ir a la escuela, pero el momento que sea posible, regresan ¿Por qué? Porque en la escuela se les da algo que en ninguna otra parte se les puede dar.
Hay ocaciones en que uno no puede trabajar, pero en cuanto sea posible, regresa a trabajar. ¿Por qué? Porque uno consigue en el trabajo lo que no consigue en otra parte.
Hay momentos en que uno no puede estar en casa, esta de viaje, o algo parecido. Pero uno siempre anhela poder regresar a casa. ¿Por qué? Porque algo se le da en casa que no consigue en otra parte.
Hermano, congregarse con la iglesia no es menos importante que asistir a la escuela, al trabajo o regresar a casa. En la iglesia se le da algo, usted puede conseguir algo, que en ninguna otra parte puede conseguir.
Puede tener la presencia garantizada de Cristo, puede tener las seguridad de una fe fortalecida y…
III. Encontrará la verdad de las cosas.
1 Timoteo 3:14-15 “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”
Este es el versículo que mencioné al principio. La iglesia, el lugar, o el lugar donde la iglesia esté congregada, es la casa de Dios y Pablo dice que esta casa, la iglesia, es la columna y baluarte de la verdad.
¿Qué es una columna? ¿Qué es un baluarte? Pues, una columna, usted sabe, es una estructura mas alta que ancha que soporta los elementos horizontales de una construcción. Es lo que le da fuerza a una casa o un edificio.
Decir que la iglesia es columna de la verdad es sugerir que la iglesia es la que soporta, sostiene, apoya y mantiene la verdad.
Estamos viviendo en un mundo lleno de mentiras. Uno no sabe que creer. Uno no sabe a quien hacerle caso. Entre los médicos se contradicen. Entre los gobernantes se contradicen. Todos tienen su opinion particular, pero Dios es uno y el no se contradice. Lo que el dice es. Nada ni nadie puede cambiar eso.
Congregarse con la iglesia, en la presencia de Cristo, donde se predica y se enseña la Palabra de Dios, es se parte de esa columna que sostiene y soporta y apoya y mantiene la verdad. Podemos estar seguros, que lo que se dice en la iglesia es verdad.
Hermano ¿está cansado de no saber a quien creerle? ¿Está cansado de que en un lugar le digan una cosa y en otro lugar le digan otra? El único lugar al que Usted puede acudir donde puede tener la certeza que está recibiendo la verdad es en la iglesia del Señor Jesucristo.
Luego dice que la iglesia, la casa de Dios, es baluarte de la verdad. La palabra ‘baluarte’ ha tomado varias formas durante los siglos. En el griego, ‘he-dra-ió-ma’ quiere decir base. Es la estructura sobre la cual se construye la columna. Nosotros la conocemos como zapata.
Así que la iglesia es una columna alta que soporta la verdad, pero la iglesia también es la base sobre la cual esa columna esta edificada.
Esto implica la iglesia soporta la verdad y se soporta a si misma. La iglesia apoya a la iglesia para apoyar a la verdad. ¿Sabe como entiendo eso? Que en la misma iglesia nos mantenemos responsables por la verdad. Nos apoyamos los unos a los otros en apoyar la verdad. Velamos los unos por los otros en la verdad. Cuando yo no entiendo algo, esa duda se aclara en la iglesia. Cuando un hermano tiene otro entendido de un versículo, en la iglesia se rectifica ese entendido.
¿A qué voy? La iglesia es el único lugar en donde se anuncia la verdad pura y esa verdad es apoyada por los miembros de la iglesia que se mantienen responsables los unos a lo otros por proclamar la verdad fielmente.
Eso elimina la posibilidad de que la iglesia termine como una secta enseñando falsa doctrina.
Cristo es tan bueno con nosotros. El dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mi.” En la congregación de los hermanos nos ha dado el lugar de su presencia garantizada (sin la cual no podemos hacer nada), nos ha dado el lugar de fe fortalecida y nos ha dado el lugar donde la verdad se proclama.
¡Cuánta seguridad hay en esto! ¡Qué bendición poder ser parte de esto! Yo doy gracias por mi iglesia.
Conclusión
Hermano, decida que Usted estará presente a menos que sea fisicamente imposible. Decida — domingo por la mañana, domingo por la tarde, miércoles por la tarde — Usted y su familia estarán en la iglesia para asegurarse de tener la presencia de Cristo, de que se fe sea fortalecida y de estar cerca de la fuente de la verdad.