Mateo 11:25-30
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
26 Sí, Padre, porque así te agradó.
27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Introducción
Jesus usa dos palabras muy precisas en este pasaje. Ha estado hablando con los discípulos de Juan en Bautista, que en ese momento, estaba en la cárcel. Juan mandó a sus discípulos a preguntarle a Jesús, si el era el Mesías, o si tenían que esperar a otro. Entonces Jesus comienza un discurso explicando quién es Juan y quien es él mismo y termina con estas palabras:
“Venid a mi todos lo que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (vv 28-30)
Ahora, vamos a estudiar algunas de las palabras que Jesus usa en este pasaje para entender un poco más acerca de lo que el ofrece y de lo que el espera de nosotros.
“Trabajados” = “cansado, molido, rendido, fatigado, atareado”. Da la impresión de una persona absolutamente acabada por el trabajo o la obra que está tratando de lograr. Pienso en uno que está tratando de edificar una casa solo… el carga todo el material, bate la mezcla, pone los blocs, arma la simbra, vacía la placa — hace todo el trabajo. Está trabajado, cansado, molido, rendido, fatigado, atareado – y lo peor es que no puede terminar. Parece que entre más trabajo hace, mas trabajo hay por hacer.
Luego habla de los “cargados” = “abarrotado, repleto, henchido, atestado, saturado“. Da la impresión de una persona que ha estado cargando bultos todo el día. Cuando yo estaba estudiando en Hyles-Anderson College había una regla (creo que ya no existe) que si llegabas a cierto numero de deméritos, te ponían a mover leña de un lado a otro. A mi me tocó hacer eso. Te Ionian frente a un montón de leña en un campo y te decían: “mueve toda esta leña de aquí a allá (como, 20 metros). Entonces, sin guantes, sin carretilla, uno empezaba a mover la leña. Cuando terminaba y se sentía realizado, iba y le avisaba al encargado. Luego te decía: “regresa la leña a su lugar”.
En eso pienso cuando leo las palabras de Jesús: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados”.
Algunos están trabajados y cargados con la salvación
Parece que están tratando de ganarse el cielo. Trabajan, se cansan, están rendidos, fatigados y atareados — tratando de ganarse la salvación. Pero no tiene sentido. Entre más tratan de ganarse la vida eterna, más se alejan de lograrlo.
Están cargados con sus pecados — años de cargar sus culpas y sus penas — en vano confesándolos a hombres igual de pecadores que ellos. No sienten alivio. No sienten descanso. Y cada día que viven bajo esa carga, se hace más y más pesada.
La Escritura dice: “Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.” - Santiago 2:23
Esa es la clave de hallar descanso y alivio del pecado. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tu y tu casa.” “Venid a mi”, dijo Jesús. ¿Por qué? Porque el es el único que puede — que tiene la autoridad y el poder — de tomar el pecado del hombre en sí mismo.
Martín Lutero, un monje católico, entendió que la justificación es por la fé. Nosotros no somos protestantes ni reformados, pero si un monje católico — y no fue el único — puede leer la Biblia y entender que las obras no salva, tu también puedes entenderlo.
Es tan sencillo: Efesios 2:9 “no por obras, para que nadie se gloríe.”
Tito 3:5 “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,”
No importa cuanto trabajes, nunca podrás ganarte el Cielo. No importa hasta donde cargues tu pecado, si Cristo no ha llevado tu pecado en sí mismo, ese pecado te condenará al infierno.
Por eso el dice: “Venid a mí”. El puede llevar esa carga.
II. Algunos están trabajados y cargados en la oración.
Estoy seguro que hay Cristianos que están cargados — que están cansado, molidos, rendidos — por las cargas que llevan. Ruegan y piden y ora y lloran para que Dios haga algo — “ya no sé qué, solo hazlo, Señor”.
Hay Cristianos que se duermen llorando, despiertan en la noche llorando y se levantan en la mañana llorando. Hermano, tu carga parece ser más de lo que puedes llevar. Te estas agotando. Estás cargado. Ya no puedes.
Por eso Jesus dice: “Venid a mi.” Hermano, a veces ni sabemos qué pedir. Nos ponemos de rodillas y las palabras no salen. Hasta pena nos da regresar a ese lugar de oración — “…después de hacer lo que hice, de ver lo que vi, de decir lo que dije, ¿cómo me atrevo a venir a pedirle algo a Dios”. Hermano, ¡ese es el propósito de la oración! No oramos porque somos perfectos, oramos para que Dios nos perfeccione. Oramos porque necesitamos pedir perdón.
Luego, hay algunos Cristianos que prefieren llevar sus propias cargas – por orgullo, por pena, por ignorancia. No saben qué pedir. Pues, ¡están en buena compañía!
Romanos 8:26 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
“Venid a mi.” El está dispuesto. Su Santo Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Nos guía en oración. Intercede por nosotros cuando lo único que sabemos orar es: “¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios!”
¿Estás trabajado? ¿Estás cargado? “Venid a mi”
III. Algunos están trabajados y cargados con el servicio
No me sorprende cuando me entero de algún Cristiano, a lo mejor un maestro de Escuela Dominical, un pastor o un misioneros, que está trabajado y cansado en el ministerio. Esto es demasiado común: gente que se cansa en el servicio a Dios: gente que se agota por otros, se cansa por otros, se entrega por otros.
Y al cuidar a otros, se descuidan a ellos mismos. Al apoyar las familias de otros, son negligentes a sus propias familias. Por eso hay pastores que batallan con sus hijos – con sus esposas – porque su familia se queda con la impresión de que la iglesia es mas importante; que papá ama mas a la gente que a mi; que mi esposo se preocupa mas por otros que por mis hijos.
Déjeme, nada mas, decir eso: “No hay una sola mujer en este mundo más importante para mi que Jenny. No hay un niño en este mundo, para mi mas importante que mis hijos. Creo que cada padre siente eso. Ustedes entienden eso. El momento que el ministerio llegue a ser una distracción para mi, lo dejo. Hay temporadas de ocupación. Pero, hermano, no desatienda a su familia por cuidar a otros. No es justo para ellos.
Eso dicho, hermano, hermana, no se canse de hacer el bien. Siga adelante para el Señor. Haga las obras del que te ha enviado. Se firme. Se constante. Se consistente. El Señor se agrada con eso.
No somos mucho, pero somos lo que somos. No podemos mucho, pero podemos hacer lo que podemos hacer.
1 Corintios 1:26-29 “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.”
1 Corintios 15:10 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
Gálatas 6:9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
IV. Algunos se cansan en vano.
El dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros…” Esto implica que nosotros tenemos que hacer algo.
El no nos pone el yugo. Nosotros tenemos que ponérnoslo.
El yugo está diseñado para que dos animales lleven la misma carga distribuida.
El yugo es como un cinturón espiritual. ¿Recuerdan el cinturón de la verdad en Efectos 6? (Bueno, no usa la palabra cinturón, pero así lo entendemos cuando dice: “ceñidos vuestros lomos con la verdad”.) “Ceñidos vuestros lomos con la verdad.”
¿Para qué se ciñe uno los lomos? ¿Para qué se pone un cinturón en el vientre? Para llevar una carga pesada sin lastimarse.
El yugo del Señor es parecido al cinturón de la verdad. (Esto está totalmente fuera de contexto, pero Jesus dijo que el es la verdad.)
El yugo del Señor es cómodo. Hace que pueda llevar la carga sin cansarme. Hace que pueda trabajar sin lastimarme. Hace que dure más mi en mi trabajo y hace que mi trabajo dure más.
Me recuerda del himno:
I: Su gracia es mayor si las cargas aumentan,
su fuerza es mayor si la prueba es más cruel.
Si es grande la lucha mayor es su gracia,
si más son las penas, mayor es su paz.
Coro: Su amor no termina, su gracia no acaba,
un límite no hay al poder de Jesús;
pues de sus inmensas riquezas en gloria,
abundan sus dones, abunda su amor.
II: Si nuestros recursos se han agotado,
si fuerzas nos faltan para terminar,
si apunto ya estamos de desanimarnos,
el tiempo ha llegado en que Dios obrará.
El yugo del Señor está disponible. Una pregunta: ¿tú estás disponible?
Isaías 6:8 - Isaías dijo “Heme aquí, envíame a mí.”
Génesis 46:2 – Jacob (Israel) dijo “Heme aquí.”
Éxodo 3:4 – Moises dijo “Heme aquí.”
Génesis 22:1 – Abraham dijo “Heme aquí.”
1 Samuel 3:4, 6 y 8 – Samuel dijo “Heme aquí.”
Hechos 9:4-6 – Pablo dijo “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
¿Sabes por qué no sentimos el descanso del yugo del Señor? Porque nosotros queremos que el haga todo. Ese no es el propósito del yugo. El propósito del yugo es que dos hagan el mismo esfuerzo y así se multiplica el beneficio del trabajo.
Eclesiastés 4:9-12 “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. 11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? 12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.”
Salomon está usando la lógica humana en esto, pero la verdad es que: mejor es trabajar al lado del Señor que solo. Cuando me caigo, el me levanta. Cuando duermo, el me calienta. Cuando el enemigo prevalece en contra de mí, Jesus me ayuda a resistirlo.
El es “es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1)
Conclusión
¿Estas trabajan y cargado? Están bien. ¿Por qué no traer venir a Jesus para que el te de lo que necesitas para poder trabajar y llevar tu carga sin cansarte y sin lastimare.
Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”