¿Qué quieres que te haga?
El Señor Jesús hizo esta pregunta en dos ocasiones registradas en los Evangelios. En cada una de ellas, reveló algo profundo sobre el corazón humano y sobre Su amor y disposición para responder a nuestras peticiones. Este mensaje del predicador Antonio Gómez nos invita a reflexionar sobre qué estamos pidiendo a Dios y cuál es nuestra actitud al acercarnos a Él.
Dios siempre habla, pero… ¿estamos escuchando?
Dios nos habla constantemente, pero muchas veces no estamos listos para escuchar. Podemos estar en la iglesia, cantar, decir "amén", vestirnos adecuadamente y, aun así, no estar verdaderamente presentes en Su presencia.
La oración es un privilegio que Dios nos ha dado. No es un simple acto religioso, sino una oportunidad para acercarnos a nuestro Padre celestial y pedirle lo que realmente necesitamos. Jesús nos pregunta hoy:
"¿Qué quieres que te haga?" (Marcos 10:51)
Dos tipos de peticiones: ambición vs. necesidad
En Marcos 10, vemos dos historias donde Jesús hace la misma pregunta:
Jacobo y Juan (Marcos 10:35-37)
Ellos se acercaron a Jesús con ambición. Le pidieron sentarse a Su derecha e izquierda en Su gloria.
Jesús les respondió con una enseñanza clave: no sabían lo que pedían. Estaban más enfocados en posiciones de liderazgo y reconocimiento que en la verdadera voluntad de Dios.
Bartimeo, el ciego (Marcos 10:46-52)
Bartimeo, un mendigo ciego, clamó con fe: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí".
Cuando Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que te haga?", Bartimeo respondió con humildad: "Maestro, que recobre la vista".
Jesús sanó a Bartimeo porque su petición era legítima y reflejaba su fe.
Lecciones clave
No pidamos motivados por la ambición. Dios no está interesado en darnos poder, reconocimiento o privilegios si eso no está en Su voluntad.
Dios quiere darnos lo que realmente necesitamos. Bartimeo sabía que solo Jesús podía devolverle la vista. ¿Cuántas veces pedimos cosas que podemos obtener por nuestra propia cuenta, en lugar de clamar por lo que solo Dios puede hacer?
¿Qué debemos pedirle a Dios?
Dios es un Padre amoroso, no un genio de los deseos. Él sabe lo que realmente necesitamos, pero quiere que le hablemos. Por eso, cuando nos pregunta: "¿Qué quieres que te haga?", deberíamos considerar Su voluntad y pedirle lo correcto.
Aquí hay cuatro cosas que Dios nos invita a pedirle:
1. Escoger la vida
"Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia." (Deuteronomio 30:19)
Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida." (Juan 14:6)
Escoger la vida significa escoger a Cristo. Es decidir vivir para Él, no solo existir en este mundo. Muchas personas viven alejadas de Dios y, aunque respiran y trabajan, están espiritualmente muertas.
2. Amar al Señor con todo nuestro corazón
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas." (Marcos 12:30)
Dios no quiere una relación a medias. Él no quiere ser una parte de nuestra vida, sino el centro de ella. Si le amamos de verdad, nuestra vida reflejará ese amor en nuestra obediencia, adoración y servicio.
3. Obedecer Su voz
"Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra; pero su corazón está lejos de mí."(Isaías 29:13)
No basta con escuchar la Palabra de Dios; debemos obedecerla. Muchos van a la iglesia y dicen "amén", pero no aplican la enseñanza en sus vidas. Jesús no solo quiere hablarnos, sino que espera que sigamos Su voz.
4. Permanecer fieles
"Persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido." (2 Timoteo 3:14)
La fidelidad no es solo cuestión de tiempo, sino de perseverancia en la verdad. Muchos han caminado con Dios, pero en algún punto se desviaron. Permanecer fiel significa seguir adelante en obediencia, sin importar las circunstancias.
¿Qué estás pidiendo a Dios hoy?
Si Jesús estuviera frente a ti y te hiciera la pregunta: "¿Qué quieres que te haga?", ¿qué responderías?
¿Pedirías lo que realmente necesitas o lo que deseas en el momento?
¿Buscarías Su gloria o tu propia comodidad?
La Biblia nos advierte:
"Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites." (Santiago 4:3)
Dios es generoso y quiere bendecirnos, pero debemos pedir conforme a Su voluntad. No malgastemos la oportunidad de hablar con el Creador del universo pidiendo cosas pasajeras.
Como Bartimeo, acerquémonos a Jesús con fe, reconociendo que solo Él puede hacer lo imposible. Y cuando Él nos pregunte: "¿Qué quieres que haga por ti?", que nuestra respuesta sea guiada por Su Espíritu, no por nuestra carne.
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