¿Dónde Está Vuestra Fe?

En los momentos más oscuros, cuando las olas de la vida nos golpean y sentimos que nuestra barca está a punto de hundirse, surge la pregunta del Señor: "¿Dónde está vuestra fe?" Este es el corazón de nuestro mensaje hoy, basado en Lucas 8, donde Jesús desafía a sus discípulos a confiar en Él incluso en medio de una tormenta devastadora. Este llamado es también para nosotros: a reflexionar sobre nuestra fe, fortalecerla y ejercerla.

1. Amar a Dios en las Tormentas

Es fácil amar a Dios cuando todo va bien, cuando nuestras vidas están llenas de bendiciones y de paz. Pero, ¿qué pasa cuando enfrentamos pérdidas, enfermedades, conflictos o incertidumbre? Es en esos momentos de prueba cuando nuestra fe debe florecer. La fe no se diseñó para los días soleados; es para las tormentas, para los días grises en que sentimos que todo se viene abajo.

Como cristianos, no estamos llamados a ser "cristianos de teflón" que evitan las pruebas y los sufrimientos. Al contrario, estamos llamados a enfrentarlos con fe y a reconocer que Dios permite las tormentas para que nuestra confianza en Él crezca. Dios no se ha olvidado de nosotros. Más bien, nos está preparando para algo más grande.

2. La Prueba de Nuestra Fe

Pedro nos recuerda en su primera carta que nuestra fe, más preciosa que el oro, es probada por fuego. Esta prueba no es para destruirnos, sino para purificarnos, para llevarnos a una relación más íntima con Dios. Cada prueba, cada tormenta, es una oportunidad para ver la grandeza de Dios y experimentar Su poder.

Jesús les dijo a sus discípulos: “Pasemos al otro lado.” Esto era una promesa. Sin embargo, cuando las olas comenzaron a golpear, se olvidaron de Sus palabras. ¿No hacemos lo mismo nosotros? Cuando la tormenta llega, a menudo nos enfocamos más en las olas que en el Salvador que está con nosotros.

3. Nuestra Fe Está Fundada en Su Palabra

La clave para no perder la fe es fundarla en la Palabra de Dios. Las Escrituras son un ancla en medio de las tormentas de la vida. Cuando recordamos las promesas de Dios, podemos enfrentarnos a cualquier desafío con confianza. Jesús les dijo a los discípulos que iban a cruzar al otro lado. Él sabía el final desde el principio. Nosotros también debemos confiar en que Su Palabra es fiel y verdadera.

4. Enfocar Nuestra Fe en Jesucristo

Nuestra fe no debe estar en nuestras circunstancias, en otras personas o en nuestras propias capacidades, sino en Jesús. Él es el autor y consumador de nuestra fe. Cuando nuestras fuerzas fallan, cuando las personas nos traicionan o las circunstancias nos abruman, Jesús permanece firme. Los discípulos olvidaron quién estaba en su barca: el Creador del universo, el Señor de las tormentas.

5. Publicar Nuestra Fe para Su Gloria

Las pruebas no solo nos transforman, sino que también nos dan la oportunidad de proclamar la gloria de Dios. Así como el endemoniado liberado por Jesús no pudo quedarse callado, nosotros también debemos compartir lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Nuestra fe no es para ser guardada, sino para ser exhibida como un testimonio vivo de Su fidelidad.

Cuando enfrentamos las tormentas con fe, mostramos al mundo que nuestro Dios es fiel y poderoso. Es en esos momentos que nuestra fe brilla más.

Conclusión: Fe en la Tormenta

¿Dónde está vuestra fe? Esta pregunta es una invitación a examinar nuestro corazón y nuestra confianza en Dios. En las tormentas de la vida, debemos fundar nuestra fe en Su Palabra, enfocarla en Jesús y proclamar Su gloria. La próxima vez que las olas amenacen con hundir tu barco, recuerda que el Salvador está contigo. Él sigue siendo fiel, sigue siendo poderoso, y sigue diciendo: “Pasemos al otro lado.”

Que nuestras vidas sean un canto continuo de alabanza, aun cuando las tormentas más fuertes nos golpeen. Porque nuestro Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre. Amén.

Photo by Tim Marshall on Unsplash

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