El Diezmo y la Mayordomía: Una Reflexión Bíblica para Nuestra Vida

Por el Pastor Jonathan Ashcraft, Iglesia Bautista Monte Hebrón, Santiago, Nuevo León, México

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” – 2 Corintios 9:8

Introducción

El tema del diezmo y la mayordomía nos lleva al corazón mismo de nuestra relación con Dios. Como cristianos, este aspecto revela si nuestras vidas están motivadas por el Espíritu Santo o por el egoísmo del "yo". La salvación es un regalo gratuito de Dios; no hacemos nada para ganarla ni para mantenerla. ¡Gloria a Dios por eso!

Sin embargo, ser parte de la familia de Dios conlleva responsabilidades. Así como los hijos tienen deberes en cualquier hogar, nosotros, como hijos de Dios, somos responsables de administrar lo que Él nos ha confiado. En este artículo, exploraremos principios clave de la mayordomía y cómo aplicarlos en áreas específicas de nuestras vidas.

Principios de Mayordomía

1. Todo le pertenece a Dios
El Salmo 24:1 nos recuerda que "De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan." Todo lo que tenemos proviene de Dios, y nuestra tarea es reconocer Su soberanía.

2. La mayordomía es la administración de los bienes de otro
La historia de José en Génesis 39:1-6 ilustra que todo lo que administramos es, en última instancia, propiedad de Dios. José fue hecho mayordomo y manejó fielmente lo que le fue confiado, lo que trajo bendición a su amo.

3. Todo cristiano es un mayordomo
En Mateo 25:14-15, Jesús narra la parábola de los talentos, mostrando que cada creyente recibe recursos y habilidades para administrar según su capacidad.

4. Se requiere fidelidad en la mayordomía
1 Corintios 4:2 establece claramente que "se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel." Nuestro deber como mayordomos es manejar fielmente lo que Dios ha puesto en nuestras manos.

Áreas de Mayordomía

La mayordomía abarca mucho más que el dinero. Incluye nuestro tiempo, talentos y tesoros. Aquí hay un vistazo a cada una de estas áreas:

A. Tiempo

Efesios 5:16 nos exhorta a aprovechar bien el tiempo, ya que "los días son malos." Nuestra vida en la tierra es breve, como una neblina que desaparece rápidamente (Santiago 4:14). Por ello, debemos usar cada minuto para la gloria de Dios.

B. Talentos

La parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) nos enseña que Dios nos da habilidades únicas. No todos reciben la misma cantidad, pero a cada uno se le asigna según su capacidad. Debemos usar nuestros talentos para servir a Cristo, sabiendo que daremos cuentas de ellos.

C. Tesoro

El dinero que poseemos proviene de Dios, como señala Deuteronomio 8:18: "Él te da el poder para hacer las riquezas." La Biblia nos enseña que los diezmos y las ofrendas son parte esencial de nuestra mayordomía financiera.

El Diezmo: Un Principio Bíblico

El diezmo, o el 10% de nuestros ingresos, es un principio que trasciende el Antiguo Testamento. Desde Abraham (Génesis 14:20) hasta los tiempos de Jesús (Mateo 23:23) y los escritos de Pablo (1 Corintios 16:2), el diezmo es una práctica que honra a Dios.

¿Por qué debemos diezmar?

  1. Porque es de Dios. Levítico 27:30 afirma: "El diezmo... de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová."

  2. Porque es un acto de amor y obediencia. Bajo la gracia, no diezmar es robar a Dios (Malaquías 3:8). Sin embargo, al hacerlo fielmente, Él promete derramar bendición hasta que sobreabunde (Malaquías 3:10).

¿Dónde debemos diezmar?
Nuestro diezmo pertenece a nuestra iglesia local, como enseña 1 Corintios 16:2. Este acto asegura que haya "alimento en la casa de Dios" y respalda el ministerio y las necesidades de la congregación.

Las Ofrendas: Más Allá del Diezmo

Mientras que el diezmo es una responsabilidad, las ofrendas reflejan un corazón dadivoso. La Biblia las describe como "ofrendas voluntarias" (Esdras 1:4). Dar ofrendas no es cuestión de obligación, sino de amor y gratitud hacia Dios.

¿Cómo debemos dar?
2 Corintios 9:7 nos anima: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre." Al dar, confiamos en que Dios suplirá todas nuestras necesidades (2 Corintios 9:8).

Conclusión

La mayordomía es mucho más que una cuestión financiera; es un reflejo de nuestra fe, amor y gratitud hacia Dios. Todo lo que somos y tenemos le pertenece a Él, y nuestra tarea es administrar Sus bendiciones con fidelidad.

Como cristianos, no solo debemos diezmar, sino también ofrecer generosamente, confiando en que Dios nos bendecirá abundantemente. Que el amor de Cristo nos motive a vivir como mayordomos fieles, honrando a nuestro Señor con nuestro tiempo, talentos y tesoros. ¡A Él sea toda la gloria!

Photo by Jakub Żerdzicki on Unsplash

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