Cómo Tener una Iglesia Fuerte

 
 
 

Introducción

Cada iglesia local enfrenta desafíos, pero también tiene la oportunidad de crecer y fortalecerse en el Señor. En el libro de Apocalipsis, el Señor Jesús se dirige a la iglesia de Éfeso, una iglesia que tenía muchas virtudes, pero que también había dejado su primer amor. ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestra iglesia se mantenga fuerte en la fe y en el amor por Dios? Veamos juntos algunos principios fundamentales para fortalecer nuestra iglesia.

1. Reconoce las Bendiciones de Tu Iglesia

Antes de señalar los problemas, Jesús comenzó reconociendo lo bueno que había en la iglesia de Éfeso:

"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia..." (Apocalipsis 2:2)

Muchas veces, somos rápidos para ver lo negativo y olvidamos lo bueno. Nuestra iglesia es una bendición. Es el lugar donde:

  • Escuchamos la Palabra de Dios.

  • Tenemos comunión con otros creyentes.

  • Somos edificados en la fe.

  • Podemos servir al Señor.

Si queremos una iglesia fuerte, debemos aprender a hablar bien de nuestra iglesia. En lugar de enfocarnos en los defectos, debemos agradecer a Dios por lo que ha hecho en nuestra congregación. ¿Cuándo fue la última vez que le diste gracias a Dios por tu iglesia?

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias." (Filipenses 4:6)

2. No Pierdas Tu Primer Amor

El problema de la iglesia de Éfeso no era que no trabajaban duro o que no tenían doctrina correcta, sino que habían dejado su primer amor:

"Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor." (Apocalipsis 2:4)

El amor por Dios y Su obra es el motor de nuestra iglesia. Cuando perdemos el amor, el servicio a Dios se vuelve mecánico, una obligación en lugar de un deleite. El problema de muchas iglesias no es la falta de doctrina, sino la falta de amor por Cristo.

¿Cómo saber si hemos perdido nuestro primer amor?

  • Venimos a la iglesia por costumbre, no por gozo.

  • Ya no nos emocionamos al escuchar la Palabra de Dios.

  • El evangelismo ya no es una prioridad en nuestra vida.

  • Nos enfocamos en las fallas de los demás en vez de en nuestra relación con Dios.

Si te identificas con alguno de estos puntos, necesitas renovar tu amor por Dios. Una iglesia fuerte no es solo una iglesia con doctrina correcta, sino una iglesia que ama a Dios apasionadamente.

3. Recuerda, Arrepiéntete y Regresa

Jesús le dio a la iglesia de Éfeso una solución clara para recuperar su fuerza espiritual:

"Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras..." (Apocalipsis 2:5)

Hay tres pasos para restaurar nuestro amor y fortalecer nuestra iglesia:

a) Recuerda

Piensa en cómo eras cuando empezaste tu caminar con Cristo. ¿Te acuerdas del gozo de leer la Biblia? ¿De la emoción de ganar tu primera alma para Cristo? ¿De la pasión con la que servías en la iglesia?

Jesús nos llama a recordar ese fervor. Una iglesia fuerte está llena de creyentes que recuerdan y valoran su relación con Dios.

b) Arrepiéntete

Arrepentirse significa cambiar nuestra manera de pensar y tomar acción. No basta con darnos cuenta de que hemos dejado nuestro primer amor; debemos hacer algo al respecto.

Si hemos descuidado nuestra vida devocional, volvamos a orar y leer la Biblia con pasión. Si hemos dejado de ganar almas, volvamos a compartir el evangelio. Si hemos dejado de servir en la iglesia, volvamos a involucrarnos en la obra de Dios.

c) Regresa a las Primeras Obras

Jesús nos dice que la solución es volver a hacer lo que hacíamos cuando estábamos llenos de amor por Él. Regresa a la oración ferviente, al evangelismo, al servicio en la iglesia, al gozo en la adoración.

4. De Ti Depende Que Tu Iglesia Sea Fuerte

Muchas veces, pensamos que la fuerza de la iglesia depende del pastor o de los líderes, pero la realidad es que la iglesia eres tú. Una iglesia fuerte está compuesta de creyentes fuertes y comprometidos.

¿Quieres una iglesia fuerte?

  • Habla bien de tu iglesia. No seas de los que solo ven lo negativo. Aprecia lo bueno que Dios ha hecho.

  • Enciende tu amor por Cristo. No permitas que la rutina apague tu pasión por Dios.

  • Sirve con gozo. No hagas las cosas por obligación, sino porque amas a Dios.

  • Regresa a las primeras obras. Si antes estabas más activo en la iglesia, es tiempo de regresar.

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." (Apocalipsis 2:7)

Conclusión

Dios es digno de que tengamos una iglesia fuerte. No es suficiente con tener buenas doctrinas o estar ocupados en la obra; necesitamos estar llenos de amor por Dios.

Hoy el Señor nos llama a recordar, arrepentirnos y regresar a las primeras obras. Si cada uno de nosotros toma la decisión de fortalecer su relación con Dios, nuestra iglesia será más fuerte que nunca.

¿Quieres una iglesia fuerte? ¡Empieza por ti!

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