Cómo Ser Parte de Algo Grande

Todos anhelamos ser parte de algo grande, algo significativo y exitoso. Nadie, con pleno sentido común, elige ser parte de un proyecto que está destinado al fracaso. Queremos pertenecer a algo productivo y relevante. ¿Cómo podemos lograrlo como cristianos? La respuesta está en la Palabra de Dios. Acompáñanos a descubrir los principios bíblicos que nos guían hacia una vida productiva y llena de propósito.

¿Qué Dice Dios Sobre Ser Productivos?

Dios no desea que seamos parte de algo que se hunde, como un barco en llamas o una casa en ruinas. Él quiere que experimentemos Su bendición y que seamos efectivos en nuestros hogares, trabajos, estudios y ministerios. La clave está en seguir los principios bíblicos.

Un principio bíblico es como una ecuación matemática: si lo aplicas correctamente, siempre funciona. Como dice Hebreos 13:8, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” Su naturaleza consistente nos llama a reflejar esa consistencia en nuestra vida diaria.


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El Propósito de la Obra de Dios

El propósito de la obra de Dios no es agradar a los hombres ni buscar reconocimiento personal. En Colosenses 3:23 se nos instruye: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Este principio debe guiar todas nuestras acciones dentro y fuera de la iglesia. Cuando lo hacemos, nos posicionamos para recibir Su bendición.

La Diferencia Entre Provisión y Bendición

A menudo confundimos la provisión de Dios con Su bendición. Dios promete suplir nuestras necesidades básicas (Mateo 6:26), pero Su bendición va mucho más allá. Incluye aquellas cosas que exceden nuestras necesidades: alegría, paz, relaciones saludables, y prosperidad espiritual.

Dios Bendice al Obediente

Dios reserva Su bendición especial para aquellos que obedecen Su Palabra. Si queremos ver crecer nuestra iglesia, nuestras familias y nuestras vidas, necesitamos obedecer consistentemente.


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Ejemplo de una Iglesia Bendecida: Hechos 2

En Hechos 2:46-47, vemos una iglesia que experimentó el crecimiento y la bendición de Dios. ¿Qué hicieron para lograrlo? Estudiemos algunos de los principios que aplicaron:

1. Consistencia

El versículo 46 dice: “Y perseverando unánimes cada día.” La consistencia era clave. No era algo que hacían ocasionalmente; era su estilo de vida. Como cristianos, debemos ser constantes en nuestra relación con Dios y en nuestro servicio a la iglesia.

Ejemplo práctico: Llegar temprano a la iglesia demuestra que valoramos nuestra adoración a Dios y la comunidad cristiana.

2. Cooperación

El texto menciona que estaban “unánimes”. La unidad es esencial en la iglesia. Salmos 133:1 lo expresa claramente: “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía.” Trabajar juntos con un propósito común genera resultados que glorifican a Dios.

Reflexión: ¿Estamos dispuestos a colaborar en nuestra iglesia? ¿O nos limitamos a ser espectadores?

3. Compañerismo

El versículo menciona que “partían el pan en las casas”. Este compañerismo no era una simple reunión social, sino un fortalecimiento mutuo. Proverbios 27:17 dice: “Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo.”

Aplicación: Busca oportunidades para relacionarte con otros cristianos fuera del servicio dominical. Estas relaciones edifican y fortalecen nuestra fe.

La Actitud del Corazón

El texto de Hechos también nos habla de la actitud con la que esta iglesia vivía:

4. Contentamiento

El versículo 46 dice que “comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. Un corazón contento refleja la obra del Espíritu Santo en nosotros (Gálatas 5:22). El gozo no depende de nuestras circunstancias externas, sino de nuestra comunión con Dios.

Consejo: Aprende a disfrutar de las bendiciones que ya tienes. El contentamiento evita la amargura y fomenta la gratitud.

5. Corazón Sencillo

Un corazón sencillo es aquel que tiene propósito y claridad. Santiago 1:8 advierte sobre el peligro de ser de “doble ánimo”. La simplicidad de propósito nos permite enfocarnos en agradar a Dios en todo lo que hacemos.

El Testimonio de la Iglesia

6. Confianza

El versículo 47 dice que la iglesia tenía “favor con todo el pueblo.” Este favor refleja un buen testimonio. En Mateo 5:16, Jesús nos llama a ser luz del mundo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Preguntas para reflexionar:

  • ¿Cómo es tu testimonio fuera de la iglesia?

  • ¿Tu estilo de vida refleja a Cristo?

El Resultado: Crecimiento Espiritual y Numérico

Cuando la iglesia vive en consistencia, cooperación, compañerismo, contentamiento, con un corazón sencillo y un buen testimonio, Dios se encarga del crecimiento. Hechos 2:47 concluye: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

Dios desea que nuestra iglesia crezca, no para presumir números, sino para alcanzar a más personas con el Evangelio. Como dijo el Pastor Ashcraft: “Entre más crecemos, más podemos alcanzar para Cristo.”

Conclusión

Si queremos ser parte de algo grande, debemos comprometernos a vivir según los principios bíblicos. Esto incluye ser consistentes, colaborar en unidad, fortalecer el compañerismo, cultivar un corazón contento y sencillo, y mantener un buen testimonio.

Dios está listo para bendecirnos, pero necesitamos ser obedientes y fieles. Así como la iglesia en Hechos 2, podemos experimentar la bendición de Dios si aplicamos estos principios en nuestra vida personal y comunitaria.

¿Estás listo para ser parte de algo grande?

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