Todos nosotros somos líderes.  Hay cuando menos una persona que le considera a Ud. su líder.  Si es padre, madre, esposo, esposa, hermano mayor, maestro de Escuela Dominical, capitán u obrero de ruta, todos ellos ejercen alguna función de líder.  

Hay dos clases de liderazgo:  natural y desarrollado.

Hay personas que con sus personalidades atrayentes y sus habilidades naturales son buscados y seguidos.  

Saúl fue esa clase de líder - “de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo”.  I Sam 9:2.  La gente fue atraída a Saúl.  Pensaba que era el líder ideal.  

Saúl tenía “síndrome de héroe”.  El líder que quiere ser héroe quiere complacer a sus seguidores.  El líder egoísta quiere darles a sus seguidores lo que quieren, aunque no les convenga, para que ellos a cambio, le den al líder lo que EL quiere.   El líder de verdad quiere darles a sus seguidores lo que necesitan., aunque no les guste, y aunque su liderazgo no les motive a darle a Èl lo que Èl quiere.  Lea I Samuel 15, especialmente el versículo 24. 

24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,  25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová.”  

Tú y yo conocemos a líderes naturales.  Tienen personalidades magnéticas.  La mayoría de los políticos exitosos son líderes naturales.  Muchos ministros liberales son líderes naturales.  La mayoría de los “televangelistas” son líderes naturales.

El liderazgo natural es una gran ventaja en el mundo político, comercial, social y hasta religioso.  Pero para el siervo de Dios, puede ser y normalmente es una DESVENTAJA.

Es peligroso tratar de aplicar los principios mundanos del Èxito al ministerio y a la vida cristiana.  Nuestro “Èxito” depende NO de lo que nosotros mismos podemos hacer.  Depende de lo que estamos dispuestos a dejar que Dios haga a través de nosotros.  Juan 15:5: “...separados de mí, nada podéis hacer.”

Debemos darle gracias a Dios por cualquier medida de talento o habilidad que Él nos ha dado.  Debemos disponer a Dios cualquier talento que nos ha dado.  Pero para el siervo de Dios, el peligro más grande es llegar a DEPENDER de esas cosas en lugar del poder de Dios.  Las habilidades naturales pueden llegar a ser un estorbo.  

Normalmente el líder natural se frustra con su situación porque nunca se le da el lugar que Èl piensa que “merece”, y le da envidia de los que tienen puestos que Èl piensa ellos NO merecen.  Ese fue uno de los problemas de Saúl.  Su envidia de David nació de un concepto de que Èl pensaba que Èl merecía el reconocimiento que David estaba recibiendo.  I Samuel 18:8: “Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.î”

Esto sucede entre los líderes de una iglesia.  Aquí hay líderes naturales y lideres desarrollados.  Los líderes naturales - los que tienen habilidades innatas de liderazgo - los que tienen personalidades atrayentes - tienen que tener mucho cuidado con la envidia.  Porque llegaron a creer que hay otro líder a quien el pastor reconoce que merece menos reconocimiento que lo que Èl mismo está recibiendo. 

Santiago 3:16 “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.”

Santiago 1:20 “...porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.”

Una iglesia puede sobrevivir muchas cosas.  Una de las cosas que NINGUNA iglesia ha sobrevivido es el celos y la contención.  Una iglesia no puede ser destruída por fuera por las fuerzas del maligno. Pero puede ser destruida por dentro.  Y lo que destruye a más iglesias que ninguna otra cosa es el celos y la contención entre los líderes. 

Si los líderes de una iglesia pueden mantener un buen espíritu entre ellos, respetar y valorar el uno la contribución que hace cada otro líder, el diablo no puede hacer nada contra esa iglesia.  

Aparte del Señor Jesucristo, sin duda los líderes más grandes de la Época del Nuevo Testamento fueron Simón Pedro y el apóstol Pablo.  Son un estudio en contrastes.  Tal vez no ha habido en la historia dos hombres tan diversos y a la vez tan ligados a la misma causa.  Sus trasfondos, sus profesiones, sus personalidades, sus niveles de preparación académica, todos son diametralmente opuestos.  SimÛn Pedro fue un líder natural.  Pablo no lo fue.  El liderazgo natural de SimÛn Pedro fue algo con que constantemente luchó.  Otra y otra vez el Señor tuvo que reprender a Simón Pedro por su impetuosidad.  

La envidia se manifestó en Pedro varias veces.  La última vez que lo vemos en esta condición fue en Juan 21:21-22: 21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? 22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.

Por lo contrario, el Apóstol Pablo mismo dijo de sí: 

1 Corintios 2:1-4 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,

 II Cor 10:10:  “Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable."

Dios usó a los dos hombres: a que reconocía que tenía muy poca habilidad natural, y al otro a pesar de ella.

Eso me anima.  Me dice que yo tengo esperanza.  La mayoría de nosotros no somos líderes naturales.  Pero ¡Gloria a Dios!  TODOS podemos desarrollar cualidades, características y costumbres de liderazgo en nuestras vidas, y llegar a ser usados extraordinariamente por Dios.

El mundo tiene hambre del verdadero liderazgo.  Todos queremos seguir a un hombre que sabe a dónde va.  Un líder no gana nada con decirle a sus seguidores: “Yo no soy nada, no sé nada, no puedo nada, no merezco nada…"  Ellos necesitan a un hombre que sabe a dónde va, sabe qué está haciendo, y sabe cómo ayudarles a ellos a llegar a donde ellos quieren llegar.  No estoy hablando de arrogancia ni presunción.  No hay lugar en el liderazgo cristiano para Éstas.  Estoy hablando de una seguridad calmada y calmante como la de un capitán de barco en medio de una tempestad, que esté consiente de los peligros, pero que también conoce la capacidad de su nave, y confía que llegar· a salvo al puerto.

Cualidades de liderazgo desarrollado

1. El líder tiene que ser un buen SEGUIDOR.  Todo gran líder comienza siguiendo.  David cuidaba las ovejas de su padre.  Moisés cuidaba las ovejas de su suegro.  Jacob cuidaba el ganado de su suegro.  Josué siguió a Moisés.  Josué fue llamado “siervo de Moisés.”  Eliseo siguió lealmente a Elías.  Salomon amó y aprendió de su padre David.  Timoteo siguió a Pablo.  Pedro soportó las duras reprensiones de Jesús.  

La mejor escuela de liderazgo es la posición de seguidor.  A propósito, ¿a quién siguió Saúl?  A nadie.  Ese fue un gran impedimento a que Saúl desarrollara cualidades de liderazgo piadoso.  (En realidad, no debemos intentar “producir” líderes.  Debemos producir seguidores.  Un buen seguidor aprender· a ser líder cuando llegue su tiempo.)

Los hombres de esta iglesia que un día serán pastores están sembrando aquí la medida de lealtad en el ministerio en que ahora están trabajando que un día segarán en sus propios ministerios.

2.  HUMILDAD.  La humildad es simplemente un claro entendimiento de quién soy.  Alguien dijo: “La humildad no es tanto pensar MENOS de mí mismo.  Es NO pensar en mí mismo.” Es reconocer mis limitaciones.  No es un complejo de inferioridad.  NO es ser inferior.  “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.”  Cristo fue humilde, pero no fue inferior.  No es auto desprecio.  No es baja auto estima.  El humilde siempre es el primero en reconocer su falta o su debilidad, pero el LIDER humilde toma medidas para corregirlas o fortalecerlas.  El líder humilde activamente busca maneras de fortalecer sus debilidades, y así eliminar la repetición de sus errores.

3. Un líder se concentra más en la EFECTIVIDAD que en las apariencias del Éxito.  El “exito” es un término relativo.  El buen líder no compara lo que Èl hace con lo que otro hace, sino lo que Èl hace con lo que Èl mismo qué podría hacer.  Siempre está desafiando los límites de su potencial.  Él es su propio competidor más intenso.

4.  Un líder INSPIRA a otros.  “El liderazgo es inspirar a otros a hacer lo que NO quieren hacer para que puedan lograr lo que quieren lograr.”

“Cómo inspira un líder a sus seguidores?  Reconociendo sus logros y minimizando sus fracasos, y ayudándoles a no ser derrotados por ninguno de los dos.  La mayoría de la gente está insegura de sí.  Necesitan dos cosas:  Instrucción (nadie quiere intentar hacer lo que no sabe hacer).  E inspiración: que alguien crea en ellos.  

El líder no expresa decepción o desilusión de parte de sus seguidores.  Si no te ilusionas, no puedes desilusionarte.  Juan 14:12.  “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, Él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.”   El líder profetiza y espera Éxito de parte de sus seguidores.

5. Un líder aprende de sus fracasos.  Fil 3:13 y 14

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

El líder no se vuelve víctima ni de sus fracasos ni de sus Éxitos pasados.  Vive EN el presente, con la mirada en el futuro.  USA el pasado, APRENDE del pasado, pero no VIVE en el pasado.  

6. Un líder no se da por vencido.  Un cristiano nunca tiene que aceptar la derrota final.  Rom 8:37.  Somos más que vencedores.  Jueces 8:4 “...cansados mas todavía persiguiendo…"  El líder llora, pero no chilla.  Edifica sobre las cenizas de su fracaso un monumento a su perseverancia.  

7. Un líder procura establecer consistencia y constancia.  I Cor 4:2.  “Ahora bien, se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.”  El Éxito en la vida cristiana consiste en hacer lo que se debe hacer y seguir haciéndolo hasta que dÈ resultado.  

La constancia o la fidelidad no es solo estar donde debo estar cuando debo estar, es ser como debo ser.  Mi gente necesita saber cómo voy a responder.  La constancia es desarrollar un genio estable, un humor constante y un espíritu inquebrantable.

8. Un líder agradece a sus seguidores, y hace lo que hace por ellos.  El Dr. Jack Hyles dice “No uses a tu gente para edificar tu ministerio.  Usa tu ministerio para edificar a tu gente.”

9. El líder comparte su liderazgo.  Compartir no es perder.  Es crecer.  El líder no es celoso del liderazgo de sus seguidores.  El líder promueve a los líderes que lo siguen.  No los critica ante otros líderes o seguidores.  La lealtad es una calle de doble sentido.  El líder espera lealtad porque Èl mismo es leal.

10. El líder tiene corazón de siervo.  Se dispone, se ofrece, busca oportunidades para servir.  Nadie está buscando a otro amo.  Todos quisiéramos tener un siervo.   Cristo dijo en Marcos 10:45:  “El hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."  

La reina de Sabá dijo de los hombres de Salomon: “Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.”

Yo no mando a nadie.  Establecemos las responsabilidades de los colaboradores y ellos funcionan dentro de su área de responsabilidad.  

Mateo 23:10-13 “Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12 Porque el que se enaltece será humillado, y él que se humilla será enaltecido. 13 Mas !!ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.”

Entonces, yo no soy el amo, el jefe (aunque así me consideran y así me llaman).  Soy el siervo de Ustedes.  Ustedes no están aquí para servirme a mí.  Yo estoy para servirles a Ustedes. 

Cristo es llamado “Rey de reyes, Señor de señores.”  Fue líder de líderes.

Un verdadero líder es un siervo dedicado a las necesidades de sus seguidores.  El líder constantemente está buscando cómo puede servir mejor a su gente.

11. El líder es paciente.  El líder revela su visión poco a poco, y no se desespera cuando otros no pueden ver lo que Él ve.  Entiende que nadie jamás tendrá la visión que Èl tiene para sus seguidores.  El comparte con ellos la parte de la visión que cada uno puede realizar.

12. El líder está dispuesto a aceptar las debilidades de un seguidor para poder conseguir sus fuerzas.  

Cada persona que tiene una fuerza valiosa también tiene una debilidad correspondiente.  Y por cada debilidad que tiene, tiene una fuerza correspondiente.  El líder ve no solo las debilidades de sus seguidores, sino también sus fuerzas.  Le ayuda a la persona a desarrollar sus fuerzas y le ayuda a fortalecer sus debilidades.  Cristo le dijo a Simón Pedro: “yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”

13. El líder nunca deja de aprender.  El líder lee, escucha, observa, pregunta.  Nunca se cree experto.  Todos los hombres son sus maestros.  El mundo es su salón de clase, y la vida es una universidad de que nunca se gradúa.  El líder crece con su obra. 

14. El líder espiritual es motivado por el amor, y expresa su amor y su apruebo de sus seguidores.  El líder nunca debe terminar una sesión negativa con un espíritu negativo.

15.  El líder compite, no con otros líderes, sino consigo mismo.  

II Corintios 10:12-13: “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. 13 Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros.”

16. El líder pone el ejemplo.  Nunca le pide a otro lo que él mismo no hace o no esté dispuesto a hacer.

17.  El líder busca la compañía de dos clases de personas:  a las que Èl mismo puede ayudar, o las que pueden ayudarle a Èl a ayudar a quien Èl quiere ayudar.

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