Hebreos 13:8 

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Introducción

Vivimos en un mundo que constantemente está cambiando. Costumbres cambian. Modas cambian. Gobiernos cambian. Leyes cambian. Es importante en medio del cambio que experimenta el mundo, conservarnos puros y limpios y sin cambio. 

Cristo no cambia. Dios no cambia. La Palabra De Dios no cambia. 

Si Cristo non cambia, nosotros deberíamos de acercarnos lo mas que podamos a el y luego no cambiar nuestra posición. 

Hay que entender que si fue pecado ayer, sigue siendo pecado hoy. Si fue correcto ayer, sigue siendo correct hoy. No podemos comprometer nuestras convicciones, no podemos cambiar doctrina, no podemos abandonar lo que se nos ha enseñado simplemente porque otros cambian. 

El verdadero Cristianismo nunca ha estado a moda, no esta a moda actualmente y nunca estará a moda. Sin embargo, no es correcto hacer que el Cristianismo se parezca al mundo para atraer al mundo. El Cristiano debe ser único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra como lo dice Deuteronomio 14:2. 

Por muchos años hemos visto como el Seudo-Cristianismo se ha ido alejando mas y mas de lo que la Biblia enseña y se ha ido acercando mas y mas a lo que el mundo espera. Aun en iglesias Bautistas, las modas y la música del mundo ha entrado. El mensaje se ha diluido, los pastores se han debilitado y los miembros se han desactivado. 

El cambio hacia lo mundano es peligroso. Esa tendencia hacia abajo – ese descender a Egipto – es algo real con lo que tenemos que combatir cada día. Como iglesia, es un desafío mantenernos fieles a los estándares y convicciones de establecidos en la Palabra De Dios, pero como individuos también es importante conservar nuestro Cristianismo. 

Somos Bautistas fundamentales. Lo opuesto al liberalismo es el conservatismo. 

El liberalismo disminuye su intensidad en valores antiguos mientras que el conservatismo guardas su intensidad en valores antiguos. 

El liberalismo se destaca por el supuesto progreso mientras que el conservatismo se esfuerza por permanecer fiel a la verdad. 

El liberalismo se enfoca en el cambio, siembre pide cambio, mientras que el conservatismo se enfoca en permanecer igual. 

No es malo el progreso mientras que no comprometa las convicciones. 

No es malo el cambio mientras sea cambiar lo malo por lo bueno, ser mas como Cristo. 

Ahora, en la vida Cristiana, nosotros también tenemos que ser conservadores. Le voy a dar tres areas en las que debemos de conservarnos – en las que debemos de guardar algunas cosas. Cada una de estas areas es importantísimo para poder vivir la vida Cristiana como Él quiere que la vivamos, recordando que como Cristo no cambia, nosotros tampoco debemos de permitir que el cambio nos aleje de el. 

I. Conservar mi corazón

Proverbios 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Aquí, la Palabra De Dios, no se refiere al órgano que bombea la sangre, sino a nuestro corazón espiritual. Aquí es de donde nuestra vida mana. 

Nuestra personalidad, nuestra forma de ser, nuestra mentalidad nace en el corazón. 

El rey David, le pidió a Dios (Salmos 51:10) “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”

Aquí, David, le pide a Dios que cambie su corazón, pero el cambio que pide David es un cambio hacia lo bueno, un cambio hacia Dios. 

A propósito, David fue llamado varón conforme al corazón De Dios. 

El guardar nuestro corazón, o el conservar nuestro corazón, no se refiere a no permitir ningún cambio, significa guardarlo y separarlo para Dios. Esta hablando de poner nuestro corazón en un lugar en donde Dios pueda afectarlo y perfeccionarlo. 

De nuevo, nuestro corazón engloba nuestra personalidad, nuestra forma de ser y nuestra mentalidad.

Un corazón recto delante De Dios afectará mi personalidad como Cristiano. Si tengo una personalidad mundana, es porque mi corazón no está bien con Dios. Digan lo que quieran decir los Cristianos liberales, si su personalidad es mas como el mundo, si su Cristianismo se parece mas al mundo que a Cristo, su corazón no está bien con Dios. 

Mis pensamientos se incluyen. Si mis pensamientos son inapropiados. Si deseo mal para otros. Si mi pensamientos están solamente en mi beneficio o si están en aquellas cosas que no convienen, no estoy bien con Dios. No he guardado mi corazón. Ni he conservado esa parte de mi vida. 

Mi mentalidad, es decir, la manera en que veo el mundo que me rodea, está directamente ligado a mi corazón. Si mi mentalidad es mundana – viendo lo que puedo ganar en este mundo; no preparándome para la eternidad; enfatizando lo carnal y lo terrenal arriba de lo espiritual y lo celestial – mi corazón no está bien con Dios. He fracasado en guardar mi corazón. 

Toda mi vida depende de mi corazón para Dios – es decir, mi relación con Dios. Es una relación que se lleva acabo con mi corazón. Mi relación con Dios es reflejado en mi personalidad. Mi comunicación con Dios – la oración y la lectura Bíblica – se llevan acabo en mis pensamientos, en mi mente. Mi nivel de compromiso y mi servicio a Dios depende completamente de mi mentalidad, la manera en que veo el mundo que me rodea. 

Por eso es importantísimo guardar – conservar – mi corazón. 

La segued area de mi vida que tengo que conservar, que va mano en mano con conservar mi corazón es…

II. Conservar mi pureza

1 Timoteo 5:22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.

Este mandato a conservarnos puros, se le da en este contexto al predicador. Sin embargo, aplica a todo Cristiano. 

Vivimos en un mundo sucio, vil y asqueroso. Nuestra pureza está bajo ataque. 

¿Qué es pureza? Es limpieza. Es ausencia de mancha. Es ser sin contaminación – sin corrupción. 

Escuchamos mucho sobre la corrupción en el mundo, pero ese mismo mundo corrupto, si no tenemos cuidado, tiene la manera de corromper nuestro Cristianismo. Aun la religión delante De Dios, de la que habla Santiago 1:27, esa religión pura y sin mácula, incluye el guardarse sin mancha del mundo. Eso es pureza. Pureza es no permitir que el mundo (o un mundano) contamine mi religión, mi Cristianismo. 

Esto va mano en mano con el punto anterior. Mateo 5:8 dice, “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” La pureza comienza en el corazón. Tenemos que guardar nuestro corazón delante De Dios y tenemos que guardarnos puro de la mancha del mundo. 

Pero ¿cómo podemos mantenernos limpios en un mundo tan sucio y malvado? 

Hay que recordar que la purificación y la limpieza de vida no es opcional para el Cristiano. Se espera de nosotros que nos conservemos puros. Y hay maravillosos resultados cuando lo hacemos. Santiago 4:8 dice Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

Entonces, ¿Cómo me puedo mantener puro y limpio en un mundo perverso? 

Primero, con la Palabra De Dios. 

Salmos 119:9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. 

Mantenernos en la Palabra De Dios nos mantiene limpios. No hay un limpio corazón sin la presencia de la Palabra De Dios. Nos limpia, nos purifica. Entre mas de alejes de la Palabra De Dios, menos porras conservarte puro. Entre mas te acercas a la Palabra De Dios mas fácilmente podrás mantenerte puro. 

Mantente en la Palabra De Dios día y noche. Medita en sus palabras. Aplica sus dichos al tomar tus decisiones. Si lo que otros quieren que hagas va en contra de la Palabra De Dios, entonces es obvio que están atacando tu pureza. 

La Palabra De Dios es la mejor arma en contra de la suciedad del mundo. La Espada del Espíritu, que es la Palabra De Dios, es nuestra mejor amiga, y nos hace mas fuertes en contra de las acechanzas del diablo. 

Segundo, mantén tus pecados confesados. 

1 Juan 1:9 se escriba a los Cristians y dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 

La confusion de pecados resulta en limpieza. Resulta en purificación. ¡Cómo necesitamos mantener cuentas cortas con Dios! ¿Cuándo fue la última vez que te pusiste de rodillas delante De Dios, con tu cara en el suelo, y confesaste tu maldad y le pediste perdón de tus pecados? 

Dios honra sus promesas, y Dios ha prometido perdonarnos cuando confesamos nuestros pecados. Pero mientras que Él sí es fiel y justo en perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad, nuestra actitud hacia el pecado también tiene que cambiar. No es sano pecar y confesar, pecar y confesar, pecar y confesar. No somos mas que unos Bautistas religiosos si hacemos eso. El católico peca todo lo que quiere porque piensa que puede purgar sus pecados yendo a una cabina de teléfonos y confesando su pecado a un hombre con bata de baño. ¡No! 

La confusion de pecados tiene que ir mano en mano con el abandono de los pecados. El que confiesa sus pecados y se aparta alcanzará misericordia. Mi vida espiritual no es lo que debe ser cuando peco, confieso y vuelvo a pecar, confieso y vuelvo a pecar, confieso y vuelvo a pecar. Eso no es pureza. Eso es aprovecharme de la gracia De Dios. La verdadera pureza es confesar mi pecado y no volver a ensuciar mis manos con ese pecado. 

“Consérvate puro”, le dice Pablo a el joven Timoteo. Jóvenes, consérvense puros. Por eso tenemos estándares y reglas, por que queremos que se conserven puros. Y queremos que se conserven puros, para que puedan tener una relación apropiada con Dios. 

No resistas la disciplina. No resistas la corrección. Te purifican, te acercan a Dios. Te convierten en lo que Dios quiere que seas. Consérvate puro. 

III. Conservarme en el amor de Dios

Judas 21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.

El amor De Dios nunca se puede agotar. Pero nosotros si podemos resistir y frustrar el amor De Dios para nosotros. Si nuestra vida mana del corazón entonces todo el universo mana del amor De Dios, es decir, todo depende del amor De Dios que envió a su Hijo a morir en la cruz. 

Sin el amor de Dios – sin la cruz de Cristo – no seríamos nada. Bueno, no somos nada. Así que seriamos menos que nada. Sin el amor De Dios, no habría perdón de pecado. Sin el amor De Dios no tendríamos la Palabra De Dios porque no habría nada de que escribir. 

El amor De Dios en mi vida es todo. Todo depende del amor De Dios. 

¿Cómo me conservo en el amor De Dios? Pues, amando a Dios. 

El amor no es una palabra. No es una emoción. No es suficiente, simplemente decir, “Yo amo a Dios” o “Te amo Dios”. El amor se demuestra. Me conservo en el amor De Dios demostrándole a Dios que le amo. Y ¿cómo le demuestro a Dios que le amo? Guardando sus mandamientos. 

Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Haz lo que Cristo te ha mandado a hacer. Se fiel a lo que Cristo te ha dicho que hagas. Entre mas guardas los mandamientos a de Cristo mas te conservas en el amor De Dios. Entre mas abandonas los mandamientos de Cristo, mas de alejas del amor De Dios. No puedes amar a Dios y hacer caso omiso a sus mandamientos. No puedes hacer caso omiso a los mandamientos De Dios y amarle. 

Ahora, hay muchos mandamientos. Pero, ¿cuál es el primero de todos? ¿Cuál es el mandamiento mas grande? “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

Jesus nos recuerda que el primer y grande mandamiento es amar a Dios. ¿Con qué amamos a Dios? Con nuestro corazón. De nuevo, toda mi vida depende de mi corazón para Dios – es decir, mi relación con Dios. Es una relación que se lleva acabo en mi corazón. Mi relación con Dios es reflejado en mi personalidad. Mi comunicación con Dios – la oración y la lectura Bíblica – se llevan acabo en mis pensamientos, en mi mente. Mi nivel de compromiso y mi servicio a Dios depende completamente de mi mentalidad, la manera en que veo el mundo que me rodea. Todo está ligado.

¿Como me conservo en el amor De Dios? 

1 Juan 2:15 dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” 

Me conservo en el amor De Dios abandonando las cosas que están en el mundo. Dice la Biblia que si amo al mundo, el amor del Padre no está en mi. O sea, he fracasado en conservarme en el amor De Dios. 

Conclusión

¡Que importante es la conservación! ¡Qué peligroso es el liberalismo! 

La única dirección en que el Cristiano debe de progresar es hacia la cruz. Cualquier desvío de ese progreso es amor al mundo. 

El único cambio que debe de llevarse acabo en nuestra vida es un cambio de corazón para con Dios. Cualquier cambio que tiene al mundo es un cambio para lo peor. 

No hay otra manera de verlo. Vamos a conservar nuestro corazón. Vamos conservar nuestra pureza. Vamos a conservarnos en el amor De Dios. 

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. El debe ser nuestro polo norte. El debe ser nuestra ancla. Debemos de ser inmovibles en el. 

¿Qué cambios has experimentado en tu vida en último año? ¿Te han acercado a Dios o te han alejado De Dios? ¿Has progresado hacia Dios o hacia el mundo? ¿Las personas con quienes te juntas te ayudan a mantenerte puro delante De Dios o terminas manchado y sucio después de pasar tiempo con ellas? Son preguntas que el Cristiano tiene que hacerse. 

La falta de cambio decisivo no significa que eres el mismo que fuiste ayer. La falta de progreso en tu vida no quiere decir que estas donde mismo. Explora tu corazón delante De Dios y asegúrate que estás donde el quiere que estes y si no comienza a moverte hacia ese lugar y todo el tiempo conservando tu vida Cristiana. 

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