Isaías 41:10 "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."
Introducción
Cada adulto en este lugar tiene una situación imposible en su vida. Cuando menos una dificultad complicada. Puede ser un problema familiar, físico, emocional o económico. Cada uno de nosotros enfrentamos una situación que parece no tener solución, una situación que nosotros solos no podemos corregir.
Pero déjeme decirle que eso es un hecho de la vida. Cada generación anterior a ti ha vivido con dificultad. Tus padres han sufrido dificultad. Tus abuelos han sufrido dificultad. Tus bisabuelos han sufrido dificultad. Cada generación ha sufrido dificultad.
Si Usted mira a su derecha verá a una persona que tiene dificultad en su vida. Si mira a su izquierda, verá a una persona que tiene dificultad en su vida.
Cada uno de sus vecinos vive que dificultad. Cada familia que vive en su cuadra tiene una dificultad. Cada individuo que ve en la calle, en el mercado, en el parque, tiene dificultad. Todos tenemos dificultad.
De hecho, no hay un solo personaje en la Biblia que hizo algo significativo que no enfrentó cuando menos una dificultad.
Noé enfrentó el diluvio.
Abraham enfrento a Lot.
Isaac enfrento el altar.
Jacob enfrentó a Esau.
José enfrentó la esclavitud.
400 años de generaciones de hebreos enfrentado el cautiverio.
Moises enfrentó a faraón.
Josué enfrentó los ejércitos de Canaan.
Gedeon enfrentó a los madianitas.
Sansón enfrentó a los filisteos.
Samuel enfrentó el sacerdocio corrupto.
David enfrentó a Goliat.
Elias enfrentó a 400 profetas de Baal.
Eliseo enfrentó al Rey Acab.
Jonas enfrentó el juicio De Dios.
Oseas enfrento problemas matrimoniales.
Isaias enfrentó profecías difíciles.
Jeremías enfrento lagrimas.
Daniel enfrentó el foso de los leones.
Pedro enfrentó la negación.
Tomas enfrento la duda.
Pablo enfrento hambre, desnudez y naufragio.
Esteban enfrentó ser apedreado.
Jesus enfrentó la cruz.
Si nos detuviéramos a nombrar a cada personaje de la Biblia que enfrento una dificultad, estaríamos aquí todo el día.
Estoy diciendo que cada persona de la historia, cada generación de tu familia, cada persona que te rodea, y tu y yo también, enfrentamos y sufrimos dificultad. Algunas de nuestras dificultades parecen ser imposibles de solucionar.
A lo mejor tu estas enfrentando una tempestad en tu vida que no tiene salida. A lo mejor estas sufriendo un dolor que no parece terminar. A lo mejor tienes una carga que no crees poder cargar o una necesidad que no piensas poder suplir.
Es posible que El Valle sea demasiado profundo o el monte demasiado alto. A lo mejor las olas son muy altas o el desierto muy amplio. Quizás el fuego sea demasiado caliente o la noche demasiado frío.
No sé si tu dificultad te ha llevado al hospital o el panteón, no se si te ha llevado a la cárcel o al centro de rehabilitación. No se si te duermes llorando o si te levantas sin ánimo. No se si se te quita el hambre o si no puedes dormir.
Es muy posible que tu dificultad no tenga solución. Es muy posible que vayas a tener que enfrentar las consecuencias. Es muy posible que vayas a sufrir perdida. Es muy posible que vayas a sentir quebranto. Es muy posible que vayas a ser vencido.
No puedo garantizarte la victoria. No puedo prometerte la solución. No puedo asegurar la salida. Pero si te puedo decir una cosa. Si puedo darte algo de esperanza. Si puedo ofrecerte un poco de alivio con estas palabras: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
I. El va contigo la tempestad.
Después de predicar a la multitud, Jesus mandó a sus discípulos a cruzar al otro lado del mar. Durante el viaje, Jesus se durmió en la popa de la nave. A mediación del mar se comenzó a levantar el viento. Las olas crecieron mas y mas. Comenzó a llover y a tronar.
Los discípulos, siendo hombres del mar, sabían que la barca no duraría mucho tiempo mas y comenzaron a temer por sus vidas. Despertaron a Jesus y preguntaron si Él no se preocupaba por ellos y con unas cuantas palabras, Jesus reprendió su poca fe y luego calmo la tempestad.
¿Cuantas veces, al enfrentar una tempestad en nuestras vidas, nos preguntamos si Dios ya no se preocupa por nosotros? Déjeme decirle algo, el hecho de que Dios esté contigo, no significa que no habrá tempestad. Si Usted cree la mentira de que el ser salvo resuelve todos tus problemas, te estas preparando para una grande decepción.
Piénsalo, Los discípulos no hubieran enfrentado la tempestad si se hubieran quedado en la orilla del mar. El hecho de que obedecieron a Jesus los puso en ese peligro.
Dios no garantiza que nunca enfrentarás tribulación. De hecho, Jesus le dijo a sus discípulos en Juan 16:33 que, “en el mundo tendréis aflicción”. Jesus le dice a sus discípulos lo opuesto a lo que dicen los que predican el “evangelio de la prosperidad”. Les dijo lo opuesto a lo que dice “Pare de Sufrir”.
Hermano, si tu sigues a Jesus, de vez en cuando enfrentarás la tempestad. Si decides ser Cristiano, te enfrentaras con el viento y las olas. La tormenta amenazará tu barca, tu vida, en algún momento, estará en peligro. Eso es parte de la vida Cristiana. Tu tempestad es parte de tu vida. Dios diseño esa tempestad para los discípulos y diseño tu dificultad para ti.
La tempestad fue el punto de partida de la fe de los discípulos. Sin la tempestad no hubieran visto el poder de Jesus sobre el viento y las olas.
Sin la tempestad en tu vida, nunca verás el poder De Dios en tu vida. Tu necesitas la tempestad. Tu necesitas la dificultad. De nuevo, ningún personaje en la Biblia que logro algo significativo, lo hizo sin enfrentar alguna dificultad. Pero ningún personage de la Biblia enfrentó su dificultad sin la presencia de Dios.
Estoy diciendo, esa tempestad que tu estas enfrentando te esta convirtiendo, por las buenas o por las malas, en la persona que Dios quiere que seas y tu no serás quien Dios sabe que tu puedes ser si no fuera por tu tempestad.
Ahora, Jesus puede calmar esa tempestad. Es posible que tu tempestad voltee tu nave, pero no ha nada dificil para Dios. Es posible que tu dificultad sea demasiado y te tumbe y de derrumbe, pero no hay nada difícil para Dios. No no está obligado a resolver tu problema, pero si puede hacerlo. No está forzado a calmar tu tempestad, pero si tiene el poder para hacer. Si Dios lo hace, gracias a Dios. Si Dios no lo hace, Dios sigue siendo Dios y Dios sigue siendo bueno.
Sí, Jesus dijo, “en el mundo tendréis aflicción”, pero también dijo, “pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). El puede. El puede. El puede. Con Dios todo es posible. Con Dios nada es imposible. Con Dios nada es difícil. El puede. El puede convertir la tempestad en calma. El puede convertir la noche en día. El puede convertir el tristeza en gozo. El puede convertir la necesidad en abundancia. No está obligado. Nadie le manda que lo haga. Si no lo hace que bueno, si no lo hace el conoce lo que es mejor para ti. Pero no pierdas la fe. No pierdas la esperanza. No pierdas la confianza en Dios.
II. El va contigo en el fuego.
Tres jóvenes hebreos habían sido tomados en cautiverio junto con una generación entera de Judíos. A todos se les ordenó a arrodillarse ante la estatua de oro del dictador tirano, Nabucodonosor. “al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado” (Daniel 3:5).
Este fue el edicto. Este fue el mandato. Cuando oigas la música pop, cuando oigas la música ranchera, cuando oigas la música regional, cuando oigas a Daddy Yanky, a Luis Miguel, a Ariana Grande, a Jesus Adrian Romero o a Marcos Witt, os postréis y adoréis la estatua, el mundo y todo lo que representa el mundo. Adoraréis el dinero. Adoraréis los bienes. Adoraréis los lujos. Adoraréis a los atletas. Adoraréis a los artistas. Adoraréis a las estrellas de cine.
Y si no lo haces, habrá consecuencias. Estás puesto aparte. Serás juzgado. Serás atormentado y rechazado. Para estos tres jóvenes valientes hebreos, la consecuencia era grave… porque “cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.”
Para ellos, la consecuencia era la perdida de vida. No era un juego. No era cuestión de se populares. No era cuestión de estar de moda. No era por un gusto, ni por un placer pasajero. Esto era serio. Ellos sabían que si rehusaban seguir al mundo, estarían enfrentado la muerte. Sin embargo, cuando comenzó a rapear Daddy Yanky, cuando Ariana Grande comenzó a girar su cadera, cuando Luis Miguel levantó la voz, y Jesus Adrian Romero profanó los himnos de la fe, y Marcos Witt comenzó a golpear la batería, y todo mundo sigue la corriente y se comenzó a postrar, tres jóvenes hebreos permanecieron firmes.
A propósito, eso es lo que necesitamos en el Cristianismo de hoy. Necesitamos una minoría de jóvenes que desafíen a la mayoría. Que vayan en contra de la corriente. Mientras que otros estén a la vanguardia de la moda, que ellos estén a la vanguardia de la fe. Mientras que la muchachas mundanas se quitan la ropa, la señoritas cristiana mantengan la modestia. Mientras los chavos mundanos se crecen el pelo, los jóvenes Cristianos luzcan varonilmente.
Estoy diciendo que es tiempo que se levante una generación de jóvenes que hagan la diferencia y que, en la cara de un mundo corriente, sean mejores, excelentes, virtuosos.
Estos tres jóvenes hebreos, a quienes el mundo puso los nombres de Sadrac, Mesac y Abed-nego, quienes en realidad se llamaban Ananías, Misael y Azarías, permanecieron fieles a Dios. Ellos comprendían la seriedad de sus acciones. Ellos conocían las consecuencias de sus firmeza. Ellos entendían la gravedad de su situación. Pero permanecieron fieles y cuando la música toco y todo mundo comenzó a postrarse, Ananías, Misael y Azarías, permanecieron de pie. Fueron llevados ante el rey, el rey les dio otra oportunidad de postrarse, rehusaron. Dijeron “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.”
No sabían que Dios los librara, pero sí sabían que Dios podía librarles.
A lo menor tu no sabes si Dios te librará del horno de fuego que estas enfrentando, pero Dios puede librarte. Tu no sabes si Dios sanará tu cuerpo quebrantado, pero Dios puede sanar tu cuerpo quebrantado. Tu no sabes si Dios reparará tu problema familiar, pero Dios puede reparar tu problema familiar. Tu no sabes si Dios proveerá por tu necesidad económica, pero Dios puede proveer para tu necesidad económica.
Yo no se si Dios resolverá mi problema, y es muy posible que no lo hará, PERO DIOS SI PUEDE PORQUE NO HA NADA DIFICIL PARA DIOS.
Los tres jóvenes hebreos levantaron el rostro y dijeron, nuestro Dios puede, Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
Estaban diciendo, estamos convencidos de que Dios puede librarnos del fuego, pero si no lo hace, Dios sigue siendo Dios y nosotros seguiremos sirviéndole, y no doblaremos la rodilla ante el mundo, ni ante el pecado ni ante la tentación, ni ante lo que conviene, ni ante lo que apremia. Seguiremos siendo fiel a Dios. Aunque el no nos libre, preferimos morir siendo fiel que darle la espalda a nuestro Dios y vivir.
Jehová, el Todopoderoso, puede sacarte de la dificultad que estas enfrentando, pero su no lo hace, permanece fiel, permanece firme, permanece constante. No dejes de servir a Dios por temor de que el deje de hacer por ti. Te garantizo que cualquier dificultad que enfrentes en la presencia De Dios es mil veces mil veces mejor que cualquier comodidad que disfrutes fuera de la presencia De Dios.
El rey mando que el horno de fuego ardiente se calentara siete veces mas y los jóvenes fueron lanzados al fuego y a la gran sorpresa del rey, cuando fue a ver el fuego, no vio a tres hombres atados, sino que vio a cuatro hombres paseándose en medio del fuego y el cuarto era semejante al hijo De Dios.
A lo mejor tu no serás librado del fuego, pero si eres fiel a Dios, cuando menos, el te acompañará en el fuego. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Yo no sé como es tu horno de fuego. No sé qué tan caliente está la llama. A lo mejor desde aquí se siente el calor, pero si se que Dios estará contigo en el fuego. Dios estará contigo en la tempestad. Dios estará contigo en la dificultad.
III. El va contigo en la cruz.
Jesus dijo, “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” Mateo 16:24. Hermano, la cruz no solo es parte de la vida Cristiana, es el punto de partida de la vida Cristiana.
El Cristianismo no comenzó en un palacio, comenzó en un pesebre. No comenzó con un cetro, comenzó con un látigo. No comenzó con un trono, comenzó con una cruz. El punto de partida de la vida es la muerte. El punto de partida de la victoria es la batalla. El punto de partida de la sanidad es la enfermedad. El punto de partida de la abundancia es la necesidad. El punto de partida del gozo es la tristeza.
Noé no sería quien fue sin el diluvio.
Moises no sería quien fue si no fuera por faraón.
Josué so sería quien fue si no fuera por los ejércitos de Canaan.
José no sería quien fue sin la esclavitud.
Gedeon no sería quien fue si no fuera por los madianitas.
Sansón no sería quien fue si no fuera por los filisteos.
David no sería quien fue sin Goliat.
Elias no sería quien fue sin los 400 profetas de Baal.
Eliseo no sería quien fue sin el Rey Acab.
Jonas no sería quien fue sin la ballena.
Jeremías no sería quien fue sin las lagrimas.
Daniel no sería quien fue sin el foso de los leones.
Pedro no sería quien fue sin la negación.
Tomas no seria quien fue sin la duda.
Pablo no sería quien fue sin el hambre, la desnudez y el naufragio.
Esteban no sería quien fue sin ser apedreado.
Y Jesus no sería quien fue sin la cruz.
Y tu no serás quien Dios quiere que tu seas sin la dificultad que Él ha permitid en tu vida.
Conclusión
Tu necesitas esa dificultad. Deja de resistirla. Deja de esquivarla. Deja de esconderte de ella. Enfréntala. Mira esa tempestad y confía en Dios. Mira a ese rey malvado y ten fe en Dios. Toma esa cruz y sigue a Cristo.
No yo te puedo garantizar que mañana tu problema se habrá desaparecido, pero si te puedo de decir que no hay nada difícil para Dios. Y si te puede recordar de las palabras De Dios cuando te dijo: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.