Romanos 8:18
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Introducción
Es muy común que en un grupo como este, haya personas que se encuentran en aflicción. Así como hay diversidad de personas, hay diversidad de aflicciones. Todos tenemos aflicciones. Todos tenemos cargas. Y lo mas probable es que sus aflicciones son las mas grandes, porque son sus aflicciones. Y mis aflicciones son las mas grandes porque son mis aflicciones.
Pablo hace comparación de aflicciones en Romanos 8. Dice que “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera. Dios está hablando a través de Pablo y está diciendo que las aflicciones que estamos pasando nosotros, aunque si son aflicciones, no son nada – no se pueden comparar – con lo bueno que viene en el futuro.
Hermano, yo no puedo conocer todas las aflicciones de todas las personas en este lugar, pero nuestro Padre Celestial si tiene conocimiento de todas nuestras aflicciones. Dios sabe que estas pasando por una dificultad. El sabe que estas atravesando un problema. El sabe que estas sufriendo una necesidad.
Pero Dios dice que por mas dura que sea la dificultad, por mas pesada que sea la prueba, por mas difícil que sea la necesidad, simplemente, no se puede comparar con lo bueno que viene en no mucho tiempo.
Hay personas en este lugar que amanecen con su aflicción en la mente. Viven su día con su aflicción en su corazón. Se acuestan en la noche con su aflicción en el espíritu. Eso es difícil. Es duro de soportar, pero Dios no dio un pequeño versículo en Romanos capítulo 8 que nos puede animar, nos puede levantar un poco, porque dice que esa aflicción con la que vives, no es para siempre y no solo eso, sino que esa aflicción no se puede comparar con lo bueno que viene adelante.
Es muy posible que Usted haya llevado esta aflicción ya por mucho tiempo. Me imagino que es algo que lo ha doblado bajo la carga. Seguramente es una aflicción que ha amenazado undirle en las aguas de la desesperación. Las aflicciones que llevamos pueden ser difíciles, pueden ser pesadas, pueden durar por mucho tiempo, pero en relación a la gloria que viene, estas aflicciones no son nada. Algún día esa carga será levantada, esa desesperación se secará, Usted podrá pararse derecho y sentir alivio porque la gloria que viene es mucho mejor, tanto que las aflicciones de esta vida no se pueden comparar a la gloria de la vida que viene.
Hermanos, simplemente estoy tratando de animarle con estas palabras. Simplemente le estoy diciendo que Usted no TIENE que vivir desanimado, Usted no TIENE que vivir triste, Usted no TIENE que vivir desconsolado. Hay consuelo, hay esperanza, hay ánimo. Estas cosas pasarán, y el sol brillará, y vendrá un momento en que Jesus le tomará en sus brazos y secará toda lagrima de sus ojos y la gloria de ese momento, el gozo increíble de estar en la presencia de Cristo hará desvanecer cualquier sobre de desanimo y tristeza y desconsuelo.
“Pastor, yo no se si pueda con mi aflicción. Tanto tiempo que la he llevado. Tan didicil que ha sido. Tan pesada la carga. Tan dolorosa la situación. Yo no sé si jamas se me quitará la tristeza de mi aflicción.”
Hermano, Hermana, Pablo dice en Romanos 8:18 “Pues tengo por cierto…” Y yo le digo Usted, téngalo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera.
Téngalo por cierto que esto pasará. Téngalo por cierto que eso no durará para siempre. Téngalo por cierto que la dificultad de esta aflicción será solo por unos momentos mas.
No podemos ser incrédulos de la Palabra De Dios. No podemos negar que Dios no miente. Si Dios lo dijo, yo lo creo. Si Dios dice que mis aflicciones no se comparan con la gloria que viene, yo tengo que creerlo. Si Dios dice que la gloria que viene es una certeza, tengo que creerlo. No puedo creer que lo malo y lo terrible que sucede en esta vida será para siempre. Tengo que creer que en algún momento, podría ser hoy mismo, podría ser mañana, las aflicciones de esta vida se caerán de mi como una camisa rota y que podré enderezarme y caminar a la presencia de mi Señor. ¡TENGALO POR CIERTO!
¿Qué es esa gloria que viene? Son inumerables. Pero le puedo decir de algunas cosas gloriosas que vendrán en el futuro.
I. La resurrección de los Salvos
Mire 1 Corintios 15:51-58.
51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
¡Que glorioso momento, cuando los sepulcros se abran y aquellas personas a quienes hemos puesto en esos lugares toman vida y se vistan de incorrupción y de inmortalidad!
Yo no conozco completamente la aflicción que Usted tiene mi hermano, pero yo creo que en ese día cuando veamos la muerte entregando a los muertos, las aflicciones de esta vida ser derretirán como velas dejando de una lumbre. La muerte no es para siempre. La tumba no es el lugar del final descanso. El ataúd no es la ultima cama. ¡Hay vida después de la muerte! Y esa gloriosa esperanza me da animo en medio de mis aflicciones, me da consuelo en medio de mi dolor, me da gozo en medio de mi tristeza.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
II. El Arrebatamiento
Mire 1 Tesalonicenses 4:13-18. La verdad es que estos dos evento, la resurrección de los muertos y el arrebatamiento suceden casi al mismo tiempo, sin embargo, son dos eventos distintos.
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Hermano, yo no sé muy bien qué es pasar por la aflicción por la que Usted está pasando, pero si se esto… no durará para siempre. Habrá un momento, en que la trompeta sonará y podremos voltear hacia el cielo y veremos al Señor Jesucristo con los brazos extendidos para recibirnos.
Yo no sé qué es lo que Usted está sufriendo. No sé qué tan difícil es. A lo mejor yo nunca he sufrido lo que Usted está sufriendo, pero le puedo decir una cosa, Cristo viene pronto y esa aflicción, por difícil que sea, no puede comparar con la gloria que veremos ese día. ESA ES NUESTRA ESPERANZA, ESE ES NUESTRO CONSUELO.
Quizás por eso, Dios le dijo a Pablo que escribiera esto: 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
El prospecto de que Cristo venga hoy, durante me aflicción – que venga a librarme de mi aflicción – me da fuerzas para poder seguir adelante. Y estoy seguro que en algún momento durante su aflicción, Usted ha dicho: “Señor Jesus, ven pronto!” Pues, el viene pronto.
III. Un hogar en el Cielo
Hay una tercera cosa que es una gloria venidera que se manifestará en nosotros. Eso eso el hecho de que tenemos un lugar en el Cielo. Jesus mismo dijo: En la casa de mi Padre muchas moradas hay… voy pues, a prepara un lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Hubo una costumbre Judía en los días de la antigüedad en que un joven pedía la mano de una muchacha. Si se concedía el permiso de sus padres, el muchacho regresaba al terreno de su padre y comenzaba a construir la morada de su esposa.
La señorita tenía que estar preparada para que en cualquier momento su novio viniera por ella. Ella no sabía cuando vendría. El mismo novio no sabía exactamente cuando sería el momento, solo el padre del novio sabía.
La razón era porque el padre del novio estaba supervisando la construcción de la morada para la novia. Cada día el Padre se paseaba por la morada. Inspeccionaba los pisos, las paredes, las ventanas. Se aseguraba de que fuera de las mejores condiciones posibles para recibir a la esposa de su hijo. El hijo trabajaba preparando la morada. La novia vivía en su vestido de bodas, lista para que el viniera en cualquier momento.
De repente, el padre del novio anunciaba: la morada está lista. Ve por tu novia.
En ese momento, el novio dejaba la casa de su padre e iba por su novia.
Por dos mil años, Cristo, ha estado en la casa de su padre preparando una morada para su novia, la iglesia, nosotros. Cada día, Dios el Padre se pasea por las calles de oro, inspecciona los pisos y la paredes y la ventanas, asegurándoselo de que todo este perfecto para la venida de la esposa de su Hijo. Cristo sigue preparando esa morada para ti.
Necesitamos estar listos, como una novia ataviada para su esposo, porque en cualquier instante Dios el Padre podrá decir las palabras a su Hijo: “La casa está lista, ve por tu novia.”
Hermanos, creo que no hay aflicción en esta vida, por aguda que sea, por pesada que sea, por difícil que sea, por dolorosa que sea que sea comparable con la gloria de la morada que Cristo está preparando en el Cielo para ti.
Y si eres lo suficientemente bendecido como para poder ir a ese lugar antes de que Cristo venga, tendrás la dicha de disfrutar de su presencia cuanto antes.
Hermano, estoy tratando de animarle. Demasiados Cristianos están aplastados debajo de las cargas de sus aflicciones y no sirven a Dios, no hacen por otros, porque no pueden pensar en otra cosa aparte de su aflicción. Le estoy diciendo a Usted que hay mas en esta vida por qué vivir aparte de sus aflicciones.
¿Tiene aflicciones? Si. ¿Son serias? Si. ¿Son pesadas? Si. Pero no tiene que vivir como los que no tienen esperanza. No tiene que andar con una cara larga. No se le tienen que secar los huesos.
Usted puede levantar su mirada y tener por cierto de que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras y estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. No es en vano. No es en vano. Siga adelante. Constante, fiel, firme, seguro en que esta tribulación momentánea pasará