La Iglesia y la Sabiduría

Pastor Kevin Wynne

En la carta a los Corintios, el apóstol Pablo enfrenta los problemas de una iglesia dividida y carnal. Desde problemas de moralidad hasta divisiones por liderazgo, Pablo nos muestra que la solución a estos conflictos es crecer en santidad. Como pastores y cristianos, nuestro deseo debe ser ver a la gente salva, bautizada y edificada espiritualmente para que puedan alcanzar su máximo potencial en Cristo.

La Raíz de las Divisiones

Las divisiones en la iglesia son causadas por el orgullo. En nosotros hay un deseo de decir: "Yo soy mejor que tú" o "Yo soy superior espiritualmente". Esto no es nuevo; incluso los discípulos de Jesús discutían quién sería el mayor en el reino de los cielos. Pero Jesús nos enseñó que el mayor es el siervo de todos.

Pablo advierte sobre los peligros de decir "yo soy de Pablo", "yo de Apolos", "yo de Cefas", "yo de Cristo" (1 Corintios 1:12). No es malo seguir a Cristo, pero si se dice con un espíritu de división y superioridad, se convierte en un problema. Cristo no está dividido; nuestro enfoque debe ser él y no los hombres.

El Bautismo: Una Ordenanza, No un Motivo de Orgullo

El bautismo es importante, pero no salva. Es un mandato después de la salvación (Romanos 6:4), pero algunos en la iglesia de Corinto lo usaban como una razón para dividirse. Decían: "Yo fui bautizado por Apolos" o "Pedro me bautizó". Pablo aclara que su llamado principal no era bautizar, sino predicar el evangelio (1 Corintios 1:17).

A veces, los cristianos nos aferramos a tradiciones humanas que no están en la Biblia solo para presumir nuestra "superioridad espiritual". Lo importante es obedecer a Dios y predicar la cruz de Cristo.

El Poder de la Cruz

"La palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, es poder de Dios" (1 Corintios 1:18). El mundo no puede comprender la cruz, pero para nosotros, es el mensaje que transforma vidas. Los testigos de Jehová y otros grupos intentan negar la cruz, pero la Biblia es clara: Cristo murió en la cruz y resucitó para darnos salvación.

Es nuestra responsabilidad como pastores y líderes asegurarnos de que en cada mensaje se mencione la salvación. Si la gente sabe que en nuestra iglesia se predica la salvación, traerán a sus familiares y amigos. No podemos esperar visitantes si no estamos constantemente predicando el evangelio.

La Importancia de la Evangelización

El crecimiento de la iglesia no depende solo de los cultos, sino de la evangelización constante. El pastor Kevin Wynne comparte su experiencia de predicar en las calles, gastar de su propio dinero para hacer promociones, y ver cómo cada semana personas son bautizadas y se unen a la iglesia. Si queremos una iglesia con visitantes, debemos ser los primeros en salir a ganar almas.

Cuando un pastor tiene nuevos convertidos en la iglesia, esto motiva a la congregación. Una iglesia llena de entusiasmo es una iglesia que crece. Prediquemos en la calle, en hospitales, en funerales; donde haya una oportunidad, debemos proclamar a Cristo.

La Sabiduría de Dios vs. La Sabiduría del Mundo

"El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, pero agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación" (1 Corintios 1:21). Hoy en día, muchos cristianos buscan filosofías humanas, pero la clave está en la Biblia y en la predicación fiel.

Algunos pastores reducen los cultos y la enseñanza bíblica para "adaptarse" a la gente, pero esto solo produce cristianos débiles. La gente espiritual necesita alimento espiritual. La iglesia no crecerá si se predica solo una vez a la semana. Un pastor debe vivir predicando, porque sembramos la semilla de la Palabra de Dios y, según lo que sembremos, cosecharemos.

La Necesidad de Crecer Espiritualmente

Los pastores no pueden llevar a su iglesia a crecer si ellos mismos no están creciendo. Pablo nos llama a perfeccionar a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4:11-12). No podemos reducir nuestra enseñanza por miedo a que la gente se vaya. Debemos alimentar a los que tienen hambre y sed de Dios.

Si un pastor deja de predicar doctrinas fuertes, los creyentes maduros no recibirán el alimento que necesitan. Hay que encontrar un equilibrio: predicar con dureza cuando sea necesario, pero también usar humor y sabiduría para mantener la atención y ayudar a la gente a crecer.

Conclusión

Nuestro llamado es predicar a Cristo y edificar su iglesia. No debemos buscar la sabiduría del mundo ni las filosofías humanas. La cruz de Cristo es nuestro mensaje y nuestro poder. Si queremos ver iglesias fuertes y en crecimiento, necesitamos pastores que prediquen fielmente, evangelicen y busquen constantemente la sabiduría de Dios.

Que cada uno de nosotros anhele crecer y ayudar a otros a llegar a su máximo potencial espiritual. La iglesia solo se edificará si primero nos edificamos nosotros mismos.

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