Tratando con Disidentes: Coraje y Gracia en el Liderazgo Cristiano
En la vida de un líder cristiano, enfrentar conflictos requiere de dos cosas esenciales: coraje y gracia. Necesitamos el coraje para tomar una postura firme en temas importantes y la gracia para manejarlos de manera correcta. Al abordar temas difíciles, surgen dos preguntas cruciales: ¿Cuándo debemos tomar una postura? y ¿Cómo podemos tratar a los disidentes con gracia? Queremos actuar con integridad sin caer en la arrogancia ni abusar de nuestro poder. Queremos compartir nuestras ideas sin dañar las relaciones que hemos cultivado.
La clave es tomar una postura y, al mismo tiempo, fortalecer la unidad. ¿Cómo puede un líder saber cuándo debe levantarse y cómo hacerlo con gracia y destreza? No existe un método infalible, pero aquí hay algunas pautas que pueden ayudarnos.
Comprender el Problema
El error más común al enfrentar confrontaciones es la falta de comprensión sobre el problema. Antes de abordar cualquier tema, asegúrate de tener todos los hechos claros. Aclara las áreas vagas y escucha la versión de la otra persona. Si sientes la inclinación de confrontar a alguien mientras estás enojado, no lo hagas. Esto casi siempre causa daño y dificulta la resolución del problema.
Comprender Quién Tiene la Influencia
Cuando enfrentas un conflicto a nivel iglesia, debes determinar quién tiene la mayor influencia en la iglesia, no necesariamente quién tiene el título más alto. Si tienes la mayor influencia, ten cuidado. Cuanta más influencia tengas, más selectivo debes ser al usarla. Pregúntate siempre: "¿A quién afectará esto, tanto positiva como negativamente?" No quieres abusar de tu autoridad ni monopolizar el poder en tu iglesia.
A veces, la persona en una posición de liderazgo no es la que tiene mayor influencia. Eso puede ser un problema porque la persona con más influencia gana, ya sea que tenga razón o no. Si te encuentras en esa situación, pregúntate:
¿Vale la pena el problema? Algunos problemas no importan realmente porque no afectan a tu iglesia ni a su misión. Si el problema es insignificante, déjalo pasar.
¿El problema es mayor que el influyente? Algunos problemas deben ser enfrentados sin importar qué, como un problema ético. Si es así, debes tomar una postura.
¿Tengo problemas no resueltos con el influyente? Si hay problemas personales antiguos involucrados, resuélvelos primero antes de considerar el problema actual.
¿Mi agenda es personal o corporativa? Siempre debes preguntarte esto para mantenerte responsable. Si es solo personal y no afecta a la iglesia, traga tu orgullo y deja pasar el problema.
¿Cuáles son las probabilidades del resultado? Predecir un resultado suele ser tan fácil como contar quién seguirá al disidente y quién te seguirá a ti. Si es probable que pierdas, tu primer paso debe ser reunirte individualmente con las personas a las que puedas ganar para tu manera de pensar. Haz esto antes de confrontar al disidente y usa cualquier impulso positivo en la iglesia a tu favor. El tiempo es importante. Incluso la decisión correcta en el momento equivocado puede causar problemas.
Respetar los Motivos y el Valor del Disidente
Una vez que has determinado que es momento de tomar una postura, debes hacerlo con gracia. Empieza asumiendo que los motivos del disidente son buenos. Esto fomenta un clima de amor y comprensión. Asimismo, muestra que valoras al disidente y su posición. Cuando llegue el momento de confrontar, expresa tu aprecio por la persona, explica que entiendes su punto de vista, expresa lo difícil que fue para ti tomar tu decisión y reafirma su valor.
Es muy importante que hables desde tu corazón al corazón de las otras personas. Sé sensible a sus sentimientos. Cuando termines, es posible que incluso puedas pedir y recibir su apoyo para explicar tu decisión a los demás.
Dejar el Problema Atrás
Una vez que hayas terminado, sigue adelante. Nunca vuelvas a mencionar el conflicto a menos que se repita o puedas usarlo para afirmar un cambio positivo y crecimiento. La gente te respetará por eso.
Una última pauta importante para la confrontación: Antes de levantarte y hablar sobre un tema, primero tienes que vivirlo tú mismo. Como dijo Norman Vincent Peale: "Nada es más confuso que personas que dan buenos consejos pero ponen malos ejemplos". Si tu ejemplo es bueno y tu credibilidad está intacta, puedes abordar con éxito los problemas difíciles.
En la Iglesia Bautista Monte Hebrón, buscamos siempre guiar con amor y sabiduría, siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo. Recordemos las palabras de Proverbios 15:1 (RVR1960): "La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor". Que Dios nos conceda siempre el coraje y la gracia para enfrentar los desafíos con integridad y amor.
Photo by Hudson Hintze on Unsplash