Cómo Tratar a Nuestros Enemigos Según Jesús
El mandato de Jesús en Mateo 5:43-47 es claro y desafiante: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen." Pero, ¿cómo podemos aplicar esto en nuestra vida diaria? ¿Cómo debemos responder cuando alguien nos trata mal, nos persigue o nos hace la vida difícil?
En este mensaje exploraremos la enseñanza de Jesús sobre este tema y veremos cómo vivir en amor, sin rencor, sin amargura y reflejando la naturaleza de nuestro Padre celestial.
1. No podemos evitar tener enemigos
Si vivimos en este mundo, y especialmente si vivimos para Cristo, tarde o temprano nos encontraremos con oposición. Sin embargo, la mayoría de las veces no tenemos enemigos reales, sino personas que simplemente nos hacen la vida difícil.
Un jefe que no nos soporta.
Un compañero que nos molesta.
Alguien en la iglesia que nos ofende.
Pero la pregunta es: ¿Cómo debemos tratarlos? Jesús nos dice que debemos amar, bendecir, hacer el bien y orar por ellos.
2. La naturaleza de Cristo: devolver bien por mal
Jesús nos da un ejemplo claro de cómo tratar a quienes nos atacan:
"Antes cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" (Mateo 5:39).
"Al que te quite la túnica, dale también la capa" (Mateo 5:40).
"Al que te obligue a llevar la carga una milla, ve con él dos" (Mateo 5:41).
La respuesta de Cristo ante la ofensa no es la venganza, sino el amor y la misericordia.
Cuando alguien nos trata mal, el mundo espera que respondamos con la misma moneda. Pero Jesús nos llama a ser diferentes. Cuando alguien nos maldice, nosotros bendecimos. Cuando nos atacan, nosotros respondemos con amabilidad.
Esto no es señal de debilidad, sino de fortaleza espiritual.
3. La venganza no es nuestra, sino de Dios
Uno de los grandes problemas en nuestras relaciones es que queremos hacer justicia con nuestras propias manos. Pero la Biblia es clara:
"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor." (Romanos 12:19).
Cuando buscamos venganza, nos llenamos de amargura y resentimiento. En cambio, cuando confiamos en Dios, podemos vivir en paz sabiendo que Él es justo y se encargará de cada situación.
4. No atacar ni defendernos
Jesús mismo nos dejó un ejemplo perfecto. Cuando fue acusado falsamente:
"Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho." (Mateo 27:14).
Cristo no se defendió, no contraatacó, no se justificó. Simplemente guardó silencio y confió en el Padre.
Cuando alguien nos acusa o nos ataca, la mejor respuesta es el silencio y la confianza en Dios. No tenemos que ganar cada discusión.
5. Evitar pleitos entre hermanos en la iglesia
Uno de los problemas más grandes en las iglesias es el conflicto entre los hermanos. Pablo lo dijo claramente:
"Así que, por cierto, ya es una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?" (1 Corintios 6:7).
En otras palabras, en lugar de pelear y discutir, es mejor sufrir la ofensa y seguir adelante.
La falta de paz entre los cristianos no es un problema entre personas, sino un problema con Dios. Quien no puede estar bien con su hermano, es porque no está bien con el Señor.
6. Cómo solucionar los problemas según la Biblia
Jesús nos dio un modelo claro en Mateo 18:
Habla con la persona en privado.
"Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos" (Mateo 18:15).
Si no te escucha, lleva a uno o dos testigos.
"Toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra." (Mateo 18:16).
Si aún así no hay solución, involucra a la iglesia.
"Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia" (Mateo 18:17).
Lamentablemente, en lugar de seguir este proceso bíblico, muchos prefieren quejarse con otros, hablar mal del hermano y causar más división.
Si de verdad queremos vivir en paz, debemos obedecer la Palabra de Dios y tratar los conflictos de manera bíblica.
7. La clave: Llenarnos de la Palabra de Dios
Salmos 119:165 nos da un secreto poderoso:
"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo."
¿Por qué tienes problemas con medio mundo? Porque no amas la ley de Dios.
Cuando meditamos en la Palabra, aprendemos a ver las cosas como Dios las ve, y dejamos de vivir ofendidos.
Si alguien nos trata mal, en lugar de pensar en venganza, podemos recordar el amor de Cristo y responder con gracia.
8. Lo que hay en nuestro corazón es lo que sale
Jesús dijo:
"De la abundancia del corazón habla la boca." (Mateo 12:34).
Cuando una naranja es exprimida, ¿qué sale? Jugo de naranja.
Cuando un cristiano es probado, sale lo que hay dentro de su corazón. Si hay amargura, responderá con amargura. Si hay amor, responderá con amor.
Por eso, Pablo nos dice en Efesios 4:32:
"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."
Conclusión: Reflejemos el amor de Dios
No podemos evitar que haya personas que nos traten mal. Pero sí podemos decidir cómo responder.
Si queremos reflejar la naturaleza de Dios, debemos:
Amar a nuestros enemigos.
Bendecir a los que nos maldicen.
Hacer el bien a los que nos odian.
Orar por los que nos persiguen.
Vivir así nos traerá paz, nos hará crecer espiritualmente y glorificará a nuestro Padre celestial.
Que el Señor nos ayude a vivir conforme a Su Palabra.