Génesis 3:1-13

Introducción

Probablemente, Usted conoce la historia que leímos en nuestro texto. Dios había creado un universo perfect para que el hombre los disfrutara. Creo un huerto perfecto en que el hombre viviera y trabajara. Creo a los animales para que el hombre se enseñorease sobre ellos. Creo a la mujer para ser la ayuda idónea del hombre. Creo todo esto para tener un lugar en donde poder disfrutar de un compañerismo con el hombre, sin embargo, todo se perdió. 

Dios llega al huerto para pasearse al aire del día con Adán y su esposa, Eva. Pero hoy fue diferente. Hoy, Adán no estuvo esperando a Dios donde siempre le esperaba. Eva tampoco estuvo allí. Ahora, Dios sabia lo que había sucedido. Él sabe todo lo que sucede. Sin embargo, le da el beneficio de la duda a Adán y le dice algo en forma de una pregunta retórica – una pregunta a la cual la respuesta es obvia, una pregunta a la que el que hace la pregunta conoce la respuesta. 

Dios le dice al hombre “¿Dónde estás tú?” Yo creo que hoy en día, Dios sigue diciendo eso del hombre. Creo que en éste siglo, Dios nos sigue diciendo esto en forma de pregunta a la cual él conoce la respuesta.

Ahora, Dios no está haciendo una pregunta. Dios no tiene interrogativas. Dios no está buscando información. De hecho, en nuestro pasaje, no se nos escribe que Dios le preguntó al hombre ¿Dónde estás tú? Se nos escribe “Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?

Es como cuando un padre le pregunta a su hijo que esta en el otro cuarto, sabiendo lo que el hijo está haciendo y sabiendo que es incorrecto, le dice, en forma de pregunta: “¿Qué estás haciendo?". El padre ya sabe la respuesta a la pregunta. La pregunta se hace, no tanto porque el padre necesita la respuesta, sino porque el padre quiere que el hijo piense acerca de lo que está haciendo. 

Creo que Dios, en este siglo, le sigue preguntando al hombre ¿Dónde estás tú?

¿Dónde estás tú cuando es tiempo pasearte con Dios al aire del día?

¿Dónde estás tú cuando es hora de comunión con el Creador? 

¿Dónde estás tú cuando el momento indicado se ha llegado y el propósito de tu existencia – que es tener compañerismo con Dios – debe de manifestarse en tu vida? ¿Dónde estás tú? 

Demasiadas veces amanece un nuevo día y se pone el sol sobre ese día, y no hemos estado donde nos corresponde estar. Demasiadas veces, los quehaceres de la vida roban nuestra atención de lo que verdaderamente es importante y nos distraemos de la bendición mas grata del universo y Dios nos hace la pregunta a la que nos hemos hecho sordos: ¿Dónde estás tú? 

¿Dónde estás tú, hermano, cuando sale el sol y se despierta la casa y se empieza a oír movimiento en la calle y los vecinos empiezan a poner su música y empieza a oler a desayuno y la gente empieza a salir a trabajar a los mandado y la mañana lapido se acaba y no pasaste tiempo con Dios? ¿Dónde estás tú? 

¿Dónde estás tú, hermana, cuando suena el alarma y es tiempo de preparar el lonche del viejo que va a trabajar pronto y hay que alistar todo para el día y se tiene que asear la canica y barrer y trapear los pisos y de una vez lavar algo de ropa y se va la mañana y no pasaste tiempo a solas con tu Padres celestial? ¿Dónde estás tú? 

Nos hemos vuelto en una generación de Cristianos en que nuestro cristianismo es simple actividad. No tomamos en serio la invitación de Dios de ser sus hijos y que él sea nuestro Padre. Rechazamos oportunidades para estar con él y oír su voz a través de las Escrituras y hablar con él en oración. Y creo que hoy mismo, Dios este diciendo a algunos Cristianos ¿Dónde estás tú? 

Sabemos que Dios es un ser que siente emociones. Sabemos que él puede sentir tristeza. Sabemos que puede sentir gozo. Sabemos que puede sentir dolor. Me pregunto ¿qué habrá sentido Dios el día que llegó al huerto para pasar tiempo grato en compañerismo con Adán y Eva y a ellos se les paso la cita? 

Dios tiene lugares y horas en las que él quiere que estemos para servirle y tener compañerismo con él. Tantas veces le fallamos. Tantas veces somos infieles a lo que Dios espera para nosotros. ¡Qué triste que el Dios Todopoderoso pudo dejar su trono y venir a nosotros, pero nosotros no podemos dejar nuestro lugar de comodidad para salir a hacer algo para él!

Dios sabia dónde estaba Adan. Adán sabia donde estaba Adán y nosotros sabemos dónde estaba Adan. Estaba escondido. ¡Qué ridículo! Hubo otro hombre en la Biblia que intento esconderse de Dios. ¿Recuerda quién fue? Jonas. 

Jonas pensó que había un lugar en donde Dios no podría encontrarle. Déjeme decirle, hermano, a lo mejor Usted se puede esconder de su pastor. A lo mejor se puede esconder de su líder. A lo mejor se puede esconder de su esposa o de su esposos. A lo mejor de puedes esconder de tu padres, joven o señorita. Pero nunca podrás esconderte de Dios. 

Dios sabe dónde estás. Hebreos 4:13 dice: “Y no hay cosa creada [o sea criatura, es decir, hombre o mujer] que no sea manifiesta en su presencia [en otras palabras, que no se pueda esconder]; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Hermano, Usted y yo estamos como Adán y Eva: desnudos delante de él. No podemos esconder nada de Dios. 

¡Qué fácil es demostrar una cara ante la gente cuando en realidad somos otra cosa! Pero Dios sabe lo que somos. Dios sabe qué hacemos y Dios sabe dónde estamos, y el es a quien tenemos que dar cuenta.  

Algún día muy pronto daremos cuenta por cada vez que no estuvimos donde debíamos de haber estado. 

Una pregunta, ¿Dónde estás tú, cuando deberías de estar ganando almas?

¿Dónde estás tú los sábados cuando deberías de estar visitando tu ruta?

¿Dónde estás tú el domingo en la mañana cuando deberías de estar trayendo a esos niños en el camion?

¿Dónde estás tú cuando es tiempo de visitar a los alumnos de tu clase de Escuela Dominical?

Estoy diciendo: Dios te hizo con propositos. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Y cuando es tiempo de andar en esas obras, ¿dónde estás tú? 

La verdad, es que no es una pregunta para que yo, el pastor, pueda saber donde estás. 

Levanta la mano si alguna vez yo te he llamado después de un culto para preguntarte donde estuviste. 

Levanta la mano si alguna vez te llame después de un programa de ganar almas para saber en donde estabas. 

No lo hago. Yo no necesito preguntar en donde estas cuando no estas dónde debes estar. 

Dios no pregunta ¿Dónde estás tú? Porque no sabe dónde estás. Pregunta ¿dónde estás tú? Porque quiere que tu te detengas a pensar en donde estas. 

¿Sabes donde estas? En tu vida Cristiana, ¿sabes donde estas? 

 Es fascinate la conversación que sigue aquí en Genesis tres. 

“Adan”, dice Dios” ¿Dónde está tú?”

“Ah, hola Dios. Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” 

“Adan,” dice Dios “¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” 

“Es que, es que, es que…. ¡Ah! ¡La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí! Si, si, si. Así fue!” 

Excusas, excusas, excusas. 

Hermano, ¿no cree que Dios se cansa de nuestras excusas? ¿No cree que Dios merece algo de honestidad de nuestra parte? ¿Dónde están los Cristianos que diga: no camino con Dios porque no quiero? ¿Dónde están los honestos que digan: No diezmo porque mis prioridades son terrenales? ¿Dónde están las personas sinceras que digan: No fui a ganar almas simplemente porque no quiero, porque he permitido que otras actividades secundarias en mi vida sean más importantes que la obra más importante del Cristiano”? 

Dinos, ¿dónde vas a estar esta semana mientras los demás estemos ganando almas? Dinos, ¿dónde vas a estar el miércoles cuando los demás estemos en la iglesia? Dinos, ¿donde vas a estar el sábado mientras los obreros de ruta y los maestros de Escuela Dominical están visitando? 

¿Dónde estás tú? ¿Dónde estás tú en tu vida Cristiana? ¿Dónde estarás tu durante los próximos 40 días mientras que tus hermanos y hermanas en Cristo estén leyendo su Biblia y ayunando y orando por el día grande? 

¿Dónde estarás tú mientras deberías estar de rodillas a solas con Dios el día de mañana? 

¿Dónde estarás tú mientras la tu Biblia se llena de polvo y la Palabra de Dios se queda en vano sobre el tocador de tu recamara? 

Jehová Dios llega al huerto, anticipando comunión con sus criaturas, pero ellos no están donde acostumbran estar. ¿Por qué? Porque habían pecado. 

¿Sabes porque no estás donde debes estar? Porque hay pecado en tu vida. Simple y sencillamente, el pecado nos aleja de Dios. El pecado causa una cima entre nosotros y nuestro Dios.

Llámalo como quieras a esa cosa y esa actividad que obstaculiza tu relación personal con Dios, pero es pecado. Aún, una cosa buena, cuando llega a afectar tu relación con Dios, se convierte en pecado. 

Echale la culpa a quien quieras. Adán le echo la culpa a su esposa. Echale la culpa a tu esposa si quieres. Echale la culpa a tu esposo. Echale la culpa a tus hijos, tus padres, a quien quieras. Pero el momento que una relación terrenal afecta tu relación con tu Padre celestial, esa relación no conviene. 

El pecado nos aleja de Dios. 

Las excusas nos alejan de Dios.  Adán se escondió de tras de las excusas. Le echo la culpa a otra persona. Nunca reconoció que él era responsable por sus acciones. Y Adán era a quien Dios tenia por responsable. 

Tú eres responsable por tus acciones. Nadie más tiene la culpa. Nadie mas es responsable por tu relación afectada con Dios. Dice Gálatas 6:5 “porque cada uno llevará su propia carga”. Ese día que te pares delante de Dios y te pregunte, donde estabas cuando debías de haberle estado sirviendo, tendrás que llevar tu propia carga. 

2 Corintios 5:10 dice “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”

Dios dijo “¿Dónde estás tú?” Probablemente al decirle eso a Adan, no solamente quería que Adán pensara en donde estaba él, sino que quería darle a entender a Adán que Dios estaba donde había prometido estar. 

Hermano, mientras tienes que preguntarte dónde estás tú en relación a Dios, nunca tendrás que peguntarte dónde está Dios. 

Dios está donde Dios siempre ha estado. El no cambia. Jesucristo, el mismo ayer y hoy y por los siglos. Dios está donde debe estar y por lejos que te vayas de Dios, siempre podrás encontrarlo, esperando pasearse contigo al aire del día. 

Yo no sé qué tan lejos de has ido de Dios, pero puedes regresar a el hoy. 

Adán no aprovechó ese privilegio. No vemos que Adán volvió a disfrutar de un andar personal con Dios. No fue hasta la séptima generación después de Adán que vemos que uno de sus descendientes, Enoc, caminó con Dios. ¡Qué triste! 

¿Cuántas bendiciones perdemos, simplemente porque permitimos que el pecado nos aleje de Dios?

¿Dónde está tú? Cuando es tiempo de andar con Dios, ¿dónde está tú?

¿Dónde está tú? Cuando es tiempo de servir a Dios, ¿dónde está tú?

¿Dónde está tú? Cuando es tiempo de venir a la casa de Dios, ¿dónde está tú?

¿Dónde está tú? Cuando es tiempo de traer tu ofrenda a Dios, ¿dónde está tú?

¿Dónde está tú? Cuando debería de venir al altar a arreglar cuentas con Dios, ¿dónde está tú?

¿Te puedo decir que Dios te está esperando? El tiene la esperanza de que vengas a donde él está porque el vino a donde estas tú. ¿Dónde estás tú? 

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